Casos y cosas
Asombroso, lo nunca visto: nieve en otoño. Pero nieve, abondo, toda una nevadona incomunicando pueblos, cortes de luz, creando serios problemas en la zona rural. Si esto es un preámbulo, un adelanto de lo que va a ser este invierno, ya nos vemos los del Norte haciendo la competencia climatológica con Groenlandia, por ejemplo. Nada, que este invierno se nos va a xelar hasta el merucu.
La otra tormenta, no de nieve sino política, sí que sigue arreando cada vez más fuerte, sobre todo en Cataluña, cuyos sediciosos gobernantes, a cara de perro ya, se quieren cargar al Rey, la Constitución, la democracia y todo cuanto se ha conseguido como la Transición y siguen empecinados con su república bananera, a la que van como locos perdiendo la culera. Y el presidente Sánchez, tirando balones fuera, mirando para otro lado, porque esos separatistas catalanes, y también los vascos y la formación política Podemos, de Pablo Iglesias, son los que le auparon a la Moncloa. Y mientras tanto, en Wuaterlo, en donde fue derrotado Napoleón, el “derrotado” y huido Puigdemont viviendo a lo grande en una gran mansión, gastando una pasta gansa que posiblemente pagaremos los contribuyentes y que nos costará un riñón. Pobre España, entre unos y otros está fecha una castaña.
Y en Asturias, el problema del carbón, que seguimos teniendo en grandes cantidades en nuestras cuencas, condenadas a no tener futuro ni trabajo nuestros jóvenes. Este problema, en Cataluña, estaba resuelto, porque allí no hay pacifismo ni tolerancia, sino todo lo contrario. Bueno, pues habrá que pensarlo.
Rodrigo Rato, un político de tanto prestigio y de una familia de no menos prestigio social, ¡hala!, a la trena por amañar pasta ajena. ¿Mereció la pena?
El divorcio inglés, el populismo, los extremismos, la falta de unidad de los países y la invasión migratoria pueden hacer que la UE salte por los aires y todo se vaya al carajo. Y después, ¿qué? Pues agua y jo, majo.
Y este paréntesis festivo y de folixa en la seronda asturiana: San Martín de Moreda, alegría a raudales con fabes y panchón. En Aller ese día, 11 de noviembre, tiramos la casa por el balcón. Con entusiasmo e ilusión.
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