Uso industrial

21 de Noviembre del 2018 - Francisco Rodríguez Ordóñez (Oviedo)

Me presento como un joven ovetense de 22 años, estudiante de Ingeniería de Minas en la Escuela de Minas de Oviedo. Estoy en cuarto curso y espero, con toda la humildad posible, acabar la carrera este año. Pero el problema empieza a surgir una vez tenga el certificado del grado porque, bueno, locuras de la juventud, uno quiere incorporarse al mercado laboral. Pongámonos en un caso ideal (sin transferencia de calor con el exterior) en el que dejásemos a un lado el tema de hacer o no un máster. El panorama es desolador.

Dentro de esta cebolla de estratos a cada a cual peor (voy a llorar), yo me veo en el corazón de la cebolla. Como si alguien hubiese adoptado un criterio "Minmin" conmigo, es decir, dentro de los peores resultados posibles escogemos el más bajo de todos. Situémonos: España, donde se trabaja intensamente para destruir el mayor empleo posible, Asturias, el tópico "vacas y praos" nunca fue tan cierto, y por último Oviedo, donde Narnia tiene su principal embajada.

Incluso yo, que tengo la suerte de haber recibido una educación muy generalista que me permite abarcar multitud de tareas, me veo limitado totalmente para ejercer algo medianamente relacionado con mis estudios. Uno puede aceptar de mejor o peor manera ciclos recesivos de la economía como algo que no puede controlar, pero "bollocks to" es que las pocas oportunidades que existen de elevar esta región al estatus que se merece se desaprovechen por culpa de los sentimientos bajos de ciertos políticos.

Ahí tenemos nuestra querida Fábrica de la Vega. Como estamos en un caso ideal, vamos a suponer que el valiosísimo patrimonio industrial allí presente se restaurará y se conservará de la mejor manera posible, dejando parte allí o mediante traslado a algún museo, y nadie cometa tal fallo novel de ver esa riqueza como chatarra. Aquí llega el esperpento, como siempre, cuando se empiezan a ver las propuestas para el uso del suelo. Recinto ferial, pisos y chalets, archivos municipales, museo de la ciudad, zonas verdes (lago incluido), usos industriales no contaminantes (Valle-Inclán estaría orgulloso de esto último), estando las escasas ideas lo suficientemente razonables como para sopesarlas agrupadas en la anterior opción y encima ocupando, como mucho, una tercera parte de los 120.000 metros cuadrados de la parcela.

Estoy harto de propuestas anestésicas, que te acarician el cuello como una brisa y lo que hacen es matar tu futuro. Estoy harto de que todo se enfoque a la construcción de una utopía verde y feliz que nos está llevando a la ruina por el rechazo de unas personas a ver la realidad tal y como es.

Quiero (necesito) rigor, profesionalidad, seriedad. Quiero un Cubo Philip Morris, la Ferrari de Maranello, quiero que se empiece a potenciar el sector terciario en Asturias, una Asturias que históricamente se ha sacrificado para que otras comunidades se enriquezcan mientras nosotros sudábamos sangre. Tenemos todo lo necesario para convertir a Asturias, Oviedo a la cabeza, en una comunidad puntera creando un sector terciario fuerte, que genere productos de un alto valor añadido, siendo esto totalmente compatible con nuestro histórico sector primario. Empresas "aguas abajo".

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