Basilios, raza de gente
El pasado 17 de noviembre celebramos el cuarto encuentro de la gran familia Basilios. El evento tuvo lugar en esta ocasión en el hotel Silvota de Llanera y acudieron más de 70 personas. Se superó el número de asistentes del pasado año, lo que sin duda anima a continuar estas reuniones, a la familia Basilios les gustan. Además, todavía hay amplitud de familia como para casi doblar la asistencia.
Es bueno manifestar previamente el máximo respeto y consideración para todos los que han acudido, también para los que no han podido e igualmente para los que no han querido.
Todos los asistentes hemos sido protagonistas del encuentro, en mayor o menor medida, de una u otra forma, desde los bisabuelos a los bisnietos, pasando por abuelos y nietos, siguiendo por padres e hijos y acabando por el gran conjunto de primos.
He de quitarme el sombrero (ya me quité la gorra) ante la organización del encuentro. No sólo derrocharon esfuerzo y dedicación, también imaginación y creatividad, tanto en la preparación como en el propio desarrollo del evento. De bien nacidos es ser agradecidos, así es que gracias, muchas gracias a María Elena, a Carmen, a Maite, a Ana y al resto de colaboradores anónimos.
Antes he comentado que todos hemos sido protagonistas del encuentro, pero me permitiré destacar algunos muy especiales, al menos para mí. Me encantó ver a mi primo Luis bailando sin parar, a mi madrina Elena a la que prometí ir pronto a Sanzo, a mi primo Manuel muy emocionado de ver a su querida familia, a mi tío Suso feliz de verlo tan animado, a la más veterana, mi tía Amalia, al tío Alejandro que está como siempre y cómo no a mi madre Jesusa, que seguro disfrutó de un gran día.
No recuerdo cuándo estuve por última vez con mi prima Celi, por lo que me encantó tenerla entre nosotros, y se lo agradecemos de corazón conscientes del esfuerzo que ha realizado al acudir desde Barcelona. Como premio tuvo que sufrir "el castigo de estar retenida" durante más de dos horas en el cuarto oscuro (no sé si había ratones). Luego, ya en libertad, nos sorprendió con una sonada entrada triunfal en el salón agasajando a nuestros queridos mayores, fue algo muy bonito, de película.
La otra gran sorpresa, muy emotiva, fue ver y escuchar al tío José, junto a Loli, desde su casa en Francia. Noté al tío muy emocionado en su breve intervención, y no era para menos, hablando de los Basilios como raza de gente. A buen seguro que le habría gustado mucho estar con todos nosotros y no me cabe la menor duda de que lo hará en próximas ediciones.
La verdad es que una vez finalizado el encuentro más de uno se dirá ¡qué pronto ha pasado! Me habría gustado hablar y departir más con el abuelo, con el tío, con el primo, con ese familiar que tratamos tan poco. ¡Qué bueno sería conocernos todos un poco más!
Me pareció entender que ya se ponía en marcha la siguiente convocatoria de Basilios. Pues muy bien, adelante con esa encomiable tarea. Teniendo en cuenta la iniciativa desarrollada este año no me extrañaría que alguien propusiese crear un club, una asociación o una fundación (estamos en Asturias) con el nombre de "Basilios: Rogelio y Anastasia" y, por qué no, promover unos premios, humildes de condición pero con el orgullo de la estirpe Basilios.
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