Incongruencias pastoriles
Nos llega a través de las parroquias un opúsculo -formalmente anónimo- en el que (es de suponer) el Arzobispado de Oviedo hace un lúcido análisis sociológico y pastoral del progresivo languidecer de la vida parroquial en este medio siglo a caballo entre el XX y el XXI, justificando la introducción de la UPU -unidad pastoral urbana- como estructura emergente que agrupa parroquias en crisis dentro de los distintos arciprestazgos que constituyen la archidiócesis.
Toda la argumentación, afortunadamente redactada sin ñoñería ni elusiones, viene a resumirse en un realista "nuevos tiempos, nuevos modos" de tratar de compaginar creencias íntimas con manifestaciones participativas y actuaciones eficaces en los ámbitos que vienen siendo propios de la Iglesia católica, tanto por vocación fundacional como por incomparecencia de terceros. Una de las razones incuestionables para esta forzada agrupación de parroquias es demográfica: cada vez hay menos parroquianos y menos párrocos en capillas cada vez más desangeladas. (Dejo caer que los pioneros en esto de las fusiones parecen ser diócesis catalanas y vascas, maestras también en otras artes de sacristía).
Me pregunto si la autoridad -eclesiástica, por supuesto- no tendría que hacer también examen de conciencia acerca de sus responsabilidades en este continuo y acumulativo diezmado del rebaño. No me voy a referir aquí a escandalosos equilibrismos sociopolíticos de algunos prelados, ya que estoy hablando de Asturias, cuyo Arzobispo viene adoptando una postura tan digna como ejemplar en este proceloso terreno. Por el contrario, me voy a referir a su inexplicable e inexplicada política de gestión de personal (y de comunicación de la gestión). Acabo de escuchar a mi nuevo párroco -al que, por la cuenta que me/nos tiene, deseo la ayuda del Supremo y la mayor posible de las fortunas ministeriales- lamentarse fundadamente del riesgo de desatención de la nueva situación pastoral por escasez de medios. Como la liturgia aún no ha alcanzado las cotas ya sobrepasadas por los modos parlamentarios, me habría dado pelín de corte levantar la mano en mitad del sermón para decirle: "Señor párroco, no sé si le sonará, pero tan mal de recursos humanos no parecen andar ustedes cuando fray Jesús se permite el lujo de dilapidar fría, displicente y sangrantemente energías enviando al ostracismo a curas de una pieza, en plena forma y con plenas ganas de seguir".
Lo cuento aquí porque, seguramente, mi parroquia no es el único caso y porque por pocos que practiquen la caridad cristiana de leerme siempre serán muchos más que los feligreses que me podrían haber escuchado en directo en un templo en horas bajas.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo