Una lectura de interés
Un buen amigo, bromista por naturaleza, me regaló con motivo de la festividad de Todos los Santos un libro en cuya dedicatoria me decía: “Si la situación del mundo y de España en concreto te entristece, probablemente sea mejor que no leas ‘21 Lecciones para el siglo XXI’”, que era y es el título del libro regalado, del que es autor el pensador israelí más leído del mundo, llamado Yuval Noah Harari, un ensayo en el que trata temas como los siguientes:
¿Por qué está en crisis la democracia liberal? ¿Ha vuelto Dios? ¿Estamos a las puertas de una nueva guerra mundial? ¿Qué podemos hacer con la epidemia de noticias falsas? ¿Qué civilización domina el mundo: Occidente, China, el Islam…? ¿Puede el nacionalismo resolver los problemas de desigualdad? ¿Qué hacer con el terrorismo? ¿Qué debemos enseñar a nuestros hijos? Y de este tenor, un montón de interrogantes y cuestiones que plantea en su libro el pensador/divulgador israelí más influyente de la actualidad, quien lleva vendidos más de 15 millones de ejemplares (750.000 en catalán), y que me lancé a leer con cierta avidez y escepticismo, pues al final no sabe uno muy bien si vamos a encontrarnos ante una Casandra con visiones apocalípticas o un vendedor de humo de maneras sofisticadas…
En el libro se declara la muerte de la historia liberal que ha inspirado y sostenido al mundo occidental por más de un siglo, tras el fascismo y el comunismo. Además, subraya la posibilidad de tres grandes catástrofes: la destrucción ecológica, la disrupción tecnológica y la divergencia biológica de nuestra especie. Si de alguna manera podemos evitar el calentamiento global irreversible, entonces la fusión de la tecnología de la información y la biotecnología, como dice Harari, bien puede volvernos a casi todos económicamente irrelevantes y políticamente impotentes.
El genio de Harari al entrelazar ideas de diferentes disciplinas, que van desde la historia antigua hasta la neurociencia, la filosofía y la inteligencia artificial, le ha permitido responder a la inquietud global por entender de dónde venimos y hacia dónde vamos. La pirotecnia intelectual de Harari sigue siendo extremadamente entretenida conforme lanza nuevos ataques contra sus pesadillas: el nacionalismo, el populismo y la religión. Y con gran vigor se adentra en el debate sobre las noticias falsas. Y explica cómo la sociedad se ha mantenido unida, según su parecer, por creaciones ficticias, como el dinero, la nación e incluso la religión. “Cuando mil personas creen una historia inventada durante un mes, eso es una noticia falsa. Cuando mil millones de personas la creen durante mil años, eso es una religión”, pontifica.
Sin embargo, quizás las partes más poderosas de su libro tienen que ver con la discusión sobre la economía de los datos y la creciente automatización de nuestras vidas. La propiedad y regulación de éstos bien podría ser el tema político más importante de nuestra era. La enorme cantidad de información que las compañías tecnológicas están ingiriendo actualmente les da una idea cada vez mayor de nuestros hábitos, pensamientos y vidas. Una vez que las computadoras “nos entiendan” mejor de lo que lo hacemos nosotros mismos, ¿qué significará eso para nuestra elección más íntima, cuando los sistemas de inteligencia artificial definen nuestra toma de decisiones políticas, por ejemplo? Nuestras democracias se convertirán quizá en un “emotivo espectáculo de marionetas”.
Si existe un tema que recorre todos los escritos de Harari, seguramente sería mejor resumirlo recordando que “las preguntas que no puedes responder, generalmente son mucho mejores para ti que las respuestas que no puedes cuestionar”.
Afortunadamente, los seres humanos podemos consolarnos con la idea de que siempre reinaremos en los dominios de la ética y los sentimientos. O podríamos decir también que vale la pena intentar entender nuestras propias mentes más claramente, antes de que los algoritmos tomen nuestras propias decisiones por nosotros. Sería una nueva formulación de la idea de Protágoras de que “el hombre (el ser humano) es la medida de todas las cosas”.
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