Renta básica universal contra la oscuridad de la pobreza
«El problema no es que los ricos sean ricos, sino que los pobres sean demasiado pobres». Para cuando escuché esta frase, aquel librito de la biblioteca de mi padre: "La revolución de los robots", ya había comenzado a tener algún significado. En 1982 descubrí que el filósofo marxista Adam Schaff, desde el Club de Roma, se ocupaba de estos temas afirmando: "dentro de 30 o 40 años la revolución tecnológica acaba con la clase obrera". Supe que se marchó contrariado de los "Encuentros socialistas de Jávea" porque eran incrédulos y no podían imaginar el proceso en el que ya estaban inmersos. Más tarde, leí la publicación "Renta Mínima Garantizada y Salario Ciudadano", de Eduardo Rojo Torrecilla y Juan N. García-Nieto (sacerdote jesuita), donde se pedía ir más allá de la renta mínima garantizada para llegar a un salario ciudadano que buscase la plena actividad de todas las personas a través de buenas políticas de empleo. Por último, fue una entrevista a Daniel Raventós la que le dio nombre a lo que siempre me preocupó y que ya ahora todos conocen como Renta Básica Universal Incondicional (RBUI).
Tenía claro a donde nos llevaba la automatización y cuál era la injusta relación de la humanidad con la pobreza. Un tema que venía de lejos. John Adams había dejado dicho: «La conciencia del pobre es limpia, sin embargo, se siente avergonzado [...] Se siente apartado de los demás, andando a tientas en la oscuridad. La humanidad no se preocupa de él. [...] Ser totalmente ignorado y saberlo es intolerable». Pero John Adams no era pobre, y podía reflexionar sobre la pobreza. El pobre no la reflexiona: la sufre. El pobre no nace genéticamente predispuesto a serlo, solo nace, resulta pobre, y se hace opaco. Por tanto, si la sociedad quiere la luz del progreso deberá cuidar las capacidades de todas las personas mediante una Educación y una Sanidad públicas de excelencia y, también, darles: actividad, cobijo económico, y vivienda. Con el desarrollo tecnológico actual sería necesaria una Formación Dual para mantener la ocupación de la gente mediante un Salario Ciudadano Ocupacional. El progreso no debe basarse únicamente en el desarrollo de las capacidades de las personas, pues eso conduce a algún tipo de dominación de los más capaces sobre los menos, que son mayoría. Por eso se necesita la RBUI para garantizar la libertad de todas las personas. La RBUI no las haría ociosas, sino que, superando la tendencia a competir para ser más o a consumir para tener más, llegarían a superar el miedo a la oscuridad y formarían una sociedad abierta: una sociedad que considere y vea al otro y su actividad; una sociedad que se congratule por la existencia del otro y la valore. El egoísmo que condena a la oscuridad de la pobreza y niega el cobijo económico a aquellos que ni siquiera vemos, debe abandonarse. Sin esa ética elemental hacia el otro, el mudo competirá con las armas del desarrollo tecnológico actual y llegará a ser muy peligroso.
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