Muchísimas gracias, señor Consejero
He de empezar esta carta relatando un hecho que me conmovió enormemente en un viaje que hice al extranjero el año pasado. En una de las ciudades en las que fuimos haciendo escala me llamó la atención una persona plácidamente dormida en un banco, tenía colgado del cuello un cartel que rezaba "cualquier cosa que puedas darme será una bendición". Esta es la mejor definición de agradecimiento que haya oído jamás, pues sin darle nada ya estaba dando las gracias.
Hace mucho, mucho tiempo que tenía ganas de agradecerle este gesto tan bonito que ha tenido, por fin, con el colectivo de "Enseñantes de Educación Secundaria". Yo tenía claro que ocurriría y, que tras el largo camino habiendo llevado una carga lectiva desmesurada, por fin se ha hecho realidad. Aun así, no se olvide que aún tiene usted pendiente esas 23 horas a las que han de volver los "Enseñantes de Educación Primaria", porque eso era lo que dedicaban a la enseñanza directa con alumnos antes del inicio de la crisis económica de la que, me temo, nunca saldremos en este Principado.
Ya que tengo la oportunidad de poder hablar a través de este medio de comunicación también me gustaría apuntar que tanto papeleo para justificar y justificar sin sentido alguno, simplemente porque parece que si está escrito, está mejor hecho, resta efectividad; los "enseñantes" somos eso, personas que enseñan, no somos políticos que justifican asuntos.
Algo más que me siento obligada a escribir es que deberían alcanzar ustedes un "Pacto de Educación" que nadie pueda empañar y degradar esta profesión a gusto del partido político de turno. Copien a esos países "punteros" en los que realmente cuidan con mimo a sus "enseñantes" y también a sus "aprendices", a los que les ofrecen ayudas, no para que aprueben y pasen de curso "limpiándoles" las materias que no les gustan, sino ayudándoles a que entiendan que lo que uno quiere conseguir en esta vida ha de tomarse en serio y poniendo todo nuestro esfuerzo, en eso consiste convertir "aprendices-alumnos" en futuros adultos responsables.
¿Alguien podría pensar en una universidad que deje titular a sus alumnos con una o, según se tercie, dos materias no superadas? De eso ya hemos oído bastante sobre algún que otro personaje que se dedica a la política y que sin asistir a sus cursos de doctorado pasa ese máster, en el que incluso alguien firma actas, y da fe de que esas notas son ciertas, incluso sabiendo que no lo son, ya que algunas personas nunca asistieron.
Los alumnos han de trabajar en todas las materias, pero sobre todo en aquellas en las que son menos hábiles, y no hemos de animarles a que las abandonen, de eso se trata cuando se habla de la madurez y del sentido de la responsabilidad del alumnado.
Bueno, me despido hasta la próxima misiva en la que le daremos las gracias por el regreso a las 23 horas de los "Enseñantes de Primaria".
Muchas gracias a todos ustedes por haber dedicado un poco de su preciado tiempo a la lectura de estas líneas, escritas tras un largo día de ya no sé si llamarlo evaluaciones o "devaluaciones", pensando en ese futuro tan extraño de "limpieza" de materias para facilitar una titulación tan falsa como la de esos "inexistentes asistentes" a másteres en ciertas universidades españolas.
Dos pensamientos que quizá nos ayuden a entender qué implica la palabra educación.
"En cuestiones de cultura y de saber sólo se pierde lo que se guarda; sólo se gana lo que se da" (Antonio Machado).
"Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo" (Benjamin Franklin).
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