Cordones sanitarios
Cada vez que la izquierda emite la nefasta consigna del "cordón sanitario" me entra una profunda desazón. Un cordón sanitario significa que quien está al otro lado está "infectado" por algo que puede ser "contagioso". ¿Creen acaso que el cordón sanitario va a eliminar la posibilidad de contagio? Lo dudo mucho. Lo que sí me parece profundamente antidemocrático es decretar el ninguneo civil y político de una porción más o menos grande de la población por tener unas ideas distintas o incómodas para otros.
Pero bajemos al detalle: ¿Es la izquierda el juez que determina qué postulados son homologables y cuáles no lo son? ¿Por qué se tilda de inconstitucional a una formación que cumple todos los requisitos para presentarse a unas elecciones? ¿Qué es ser antieuropeísta? ¿Acaso no se puede pensar que merecemos una Europa mejor? Una Europa en la que, por ejemplo, las decisiones de nuestros más altos jueces respaldados por los fiscales no puedan ser tumbadas por un anónimo juez de provincias de cualquier otro país. Una Europa en la que se establezcan unas reglas claras para problemas como la inmigración, a la que se le está aplicando una política vergonzante y titubeante, mala para los inmigrantes y mala para los países, incapaz, por ejemplo, de ordenar el acceso al territorio común y simultáneamente implementar medidas económicas reales de ayuda al desarrollo en los países de origen que mitigue la necesidad de las personas de abandonar sus hogares.
¿Acaso es un sacrilegio pensar en derogar la vergonzosa ley de Memoria Histórica, revanchista y sectaria, que marca a un bando como culpable y a otro como inocente cuando todos fueron culpables? ¿No sería más adecuado reformularla hacia una visión de concordia, basada en la reconciliación y el perdón mutuo y centrada en la recuperación inmediata e identificación, en la medida de lo posible, de los restos de aquellas personas que aún permanecen anónimas en las cunetas y cementerios de nuestro país?
¿Es que nuestros políticos no se dan cuenta de que una gran parte de la población de España está ofendida con la deslealtad que rezuma desde Cataluña y el País Vasco y la vergonzante contemporización, cuando no complicidad, con la que cuentan por parte de un gobierno emanado, entre otros, de la voluntad de aquellos que quieren separarse de España?
¿Y por qué se sienten cómodos estrechando lazos con una extrema izquierda nacional, que está empeñada en derribar el modelo político y la forma de estado que ha hecho posible el período más largo de paz y prosperidad en nuestro país en toda su historia, mientras que apoya descaradamente a aquellos partidos que quieren disolver la unidad nacional? Muchas preguntas sin respuesta, que crean desafección en la ciudadanía y traen como consecuencia la búsqueda de otras opciones, imposibles de soslayar mediante cordones sanitarios.
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