Un largo día en urgencias del HUCA
Cuando tu día, para concretar el 12/12/2018, empieza a las 10 de la mañana con una llamada diciendo que tu abuelo enfermo de silicosis va acudir a urgencias porque respira mal piensas que será largo pero tanto como para ver pasar la mañana, la tarde y algo de la noche y tres turnos de trabajo, pues no.
La primera atención fue muy rapida, debido a su enfermedad suele ser habituales las visitas a urgencias. La primera intervención suele ser colocarle oxígeno para ayudarle a respirar y que no esté tan fatigado. Hasta ahí, normal. El problema viene cuando, debido a su edad (86 años), en caso de ingreso debe ir al H. Monte Naranco y para ello es necesario la valoración de una médica de geriatría.
Sin la visita de dicha médico mi abuelo debe permanecer en una cama sin levantarse y sin comer, razonable, pero, cuando ya han pasado cinco horas de espera ya deja de ser razonable, mas cuando llega y para su traslado al H. Monte Naranco debemos esperar una ambulancia, lo cual se dilató 3 horas más, sin comida y en una camilla de traslado.
Haciendo sumas, y tras 12 horas en urgencias, la desesperación se apodera de cualquiera, comienzan las quejas, las llamadas, incluso las lágrimas, haciendo que la propia persona enferma quiera pedir el alta, ¿y quién no? Porque mi abuelo es mayor, pero no tonto. Su único problema es la silicosis y, como él bien decía, para estar tirado en una camilla y que nadie me haga nada me voy para casa y estoy en mi cama.
Entrados pocos minutos del día 13/12/2018 y tras 14 horas, con sus pertinentes quejas, voces, lágrimas, negativas a traslados, aguantar sandeces de un jefe de guardia que habla como si fuera lunes, y todo lo que pueda dar de sí el largo día de urgencias, por fin mi abuelo descansa en una cama en planta.
Mi pregunta es: ¿de verdad esta es la sanidad pública que tenemos?, ¿o sólo es con las personas mayores?, porque al lado de mi abuelo había una familia en una situación parecida, o peor, porque la paciente además tenía dolores, es decir, más sufrimiento.
Señores responsables, es muy cómodo manejar todo esto desde los despachos, haciendo números y con ello recortes, pero era bueno que "bajarais" a la vida real, y os dierais cuenta de que no somos números, somos personas, porque al final quien recibe las quejas, voces y ve nuestras lágrimas es el personal que no tiene culpa ninguna. Sólo es la cara que nos encontramos allí y los únicos que nos escuchan.
En estas 14 largas horas he de decir que sólo encontré profesionales, dispuestos ayudar, en especial en la unidad de atención al paciente. Muchas gracias por todo.
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