Menos fabulaciones
Aunque en mi último escrito bajo el título "Los señores Bush y Carrillo" daba por concluido mi periplo epistolar con el señor Arjona, retomo mi libertad de escribir, con respeto, a quienes difieren de mis opiniones, sin utilizar descalificaciones tales como infantilismo, lego en historia o acientífico. Observo que el señor Arjona se despoja del plural mayestático, por lo que desconozco si sus opiniones son solamente propias como se deduce de su reciente escrito o corales como se aprecia en el anterior.
Me reafirmo también en que gran parte de sus escritos rezuman, a mi criterio, más ideología que exposición y crítica de hechos social jurídica e históricamente demostrados. Lo aprecio así y lo respeto. Y me reafirmo porque en uno de sus escritos manifiesta que en la conferencia de Bush en Oviedo, que él considera una provocación, hubo muchos heridos graves por la brutalidad de la policía y cuatro detenidos, salvados los heridos por la pericia de los médicos.
La prensa de la época, "El País", no muy progubernamental en esas fechas, informaba de una violenta manifestación en Asturias contra la visita del último presidente republicano de Estados Unidos y que un grupo de manifestantes de izquierdas derivó en un enfrentamiento entre manifestantes y fuerzas policiales que se saldó con cuatro detenidos (uno parece que fue usted) y cinco contusionados leves, entre ellos varios policías.
Hubo varias conferencias con la misma organización, pero solo fueron discutidos los señores Bush y Kissinger. Ni el comunista señor Gorbachov ni el socialista Don Simón Peres fueron capaces de "provocar" a tantísimos pacifistas de izquierdas.
Acusar a Bush de propiciar los hechos que denuncia equivale a acusar a Rosa Diez de propiciar lo mismo cuando fue interrumpida su conferencia en la universidad por el profesor universitario Pablo Iglesias o a Felipe González por lo mismo en la Complutense, interrumpido por otros energúmenos.
Por último no defiendo ni acuso a Bush de nada, pero me resulta raro que siendo como usted dice, una nación bien informada le haya libremente elegido para presidir su país. No se preocupe, pues no pretendo comparar, pero me resulta difícil comprender como una nación cultural y sanitariamente tan desarrollada como Cuba lleve tantos años sin poderlo elegir. Probablemente será culpa de Bush. Siguiendo sus argumentos, señalando que "Carrillo fue protagonista particular por defender la legalidad española", se compaginan mal con denostar a Bush por hacer lo mismo, según usted, por defender la legalidad americana.
Aunque no cumplí mi palabra de dejar esta relación epistolar, ahora sí que finalizo, pidiendo al señor Arjona que opine cuanto quiera (aquí y en EEUU se puede) pero por favor que conteste a lo requerido y no fabule tanto. Adiós y muchas gracias.
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