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Carta a mi padre, Constancio Victorio Alarcón

31 de Marzo del 2010 - Inés Victorio Marcos (Oviedo)

Querido papá, mañana hará dos semanas que decidiste irte y terminar con tu sufrimiento. Lo hiciste discretamente, como siempre lo has hecho todo, sin molestar, sin hacer ruido. Y sólo. No nos dejaron acompañarte en ese momento tan importante y que a tí tanto te asustaba. No pudimos estar a tu lado cogiéndote la mano, mirándote a los ojos, diciéndote cuánto te queremos, simplemente estando contigo. Pero yo sé que en tu corazón tu sabías, tu sabes, cuanto te queremos tus hijos que no pudimos estar, tus nietos, tus hermanas, tus cuñados, tus sobrinos, tus amigos... todas las personas que te queremos de corazón y a las que nadie avisó de que te estabas yendo. Tú lo sabías, porque tú lo sabías todo. Siempre tenías la respuesta adecuada a cada duda, el consejo preciso. La sonrisa. La sonrisa fácil y generosa.

Sé que hay mucha geante que te echa de menos: tus compañeros del Camino de Santiago, los de l apeña taurina, los compañeros del hospital, de Asepeyo, de tus años como ATS de la prisión, tus pacientes que tanto cariño te han demostrado siempre. Y Eva, y Poldo y yo. Has dejado un vacío tan grande que no se podrá llenar nunca. Y parece mentira que el mundo siga rodando como si nada, faltando tú.

Los caminos que has recorrido tantas veces, por tus tierras de La Mancha, por las montañas asturianas, todas las rutas del Camino de Santiago, incluso la ruta de Moscú a Pekín... en todos están tus huellas, tus pensamietnos, tu vida.

Y ahora que no estás no parece suficiente el recordarte. Tengo miedo de olvidar alguna de las palabras que me has dicho, algún gesto, el sonido de tu voz. Porque si te olvido te habrás ido para siempre. Por eso intento cada día recordar cosas diferentes que me hagan sentir que sigues vivo, que no nos has dejado.

Todo lo bueno que hay en mí es porque lo he parendido de ti. Has sido el ejemplo a seguir, el reflejo que me gustaría ver cuando me miro en el espejo; y ahora intentaré que lo seas también para tus nietos. Lo único que se te olvidó enseñarnos es como seguir con la vida sin ti. Pero no te preocupes, encontraremos el camino, somos fuertes. Donde quiera que estés, papá, espero que te siga llegando nuestro amor, nuestra admiración por ti, nuestro respeto. Y nuestra gratitud porque ser nuestro padre. Mi gratitud por haberme dejado que te cuidase cuando lo necesitaste estando enfermo; cada minuto que dediqué a ayudarte, a acompañarte, los guardo como un tesoro. Tú que nunca has necesitado nada, pasarte a necesitarlo todo. Y nada pedías. Y lo poco que te he dado este tiempo me llenaba tanto que soy incapaz de comprender que alguien no quisiese hacerlo. poder cuidarte ha sido una oportunidad de devolverte un poquito de todo lo que tú nos has dado siempre.

Y sé que hablo en nombre de mucha gente, pero especialmente de tus hermanas y tus hijos Eva, Poldo y yo misma, y tus nietos Silvia, marcos, Vicen, Bárbara, David y Carolina, siempre te llevaremos en nuestro corazón y en nuestros pensamientos, y mientras nosotros te recordemos, seguirás vivo, serás realmente inmortal. Te queremos mucho, papá, y nunca te olvidaremos.

Inés Victorio Marcos, Oviedo

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