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Lise Meitner nunca perdió su humanidad

18 de Diciembre del 2018 - Carlos Muñiz Cueto (Gijón)

El 7 de noviembre de 2018 habría cumplido 140 años y el 27 de octubre fue el cincuentenario de su fallecimiento. Los premios Nobel premian mérito y esfuerzo, a Lise Meitner bien vale recordarla por tales atributos que la acompañaron durante toda su vida con discreción, y discretamente vio como se le trocaba un merecido premio Nobel en 1944.

Lise Meitner llegó a Berlín en 1907 para apuntarse a las clases de Max Planck cuando ya era doctora en física por la Universidad de Viena. En esa época la Universidad de Berlín no admitía mujeres, ni Max Planck entendía que fuese un lugar adecuado para ellas. No obstante, hizo una excepción: «...debido a su vocación excepcional».

En el Berlín anterior al nazismo se llegó a juntar lo mejor de la ciencia y de la cultura mundial. Un lugar emblemático del trabajo científico fue la 'Kaiser-Wilhelm-Gesellschaft zur Förderung der Wissenschaften' (KWG) 'Sociedad del emperador Guillermo para el Avance de la Ciencia', de la que Max Planck llegó a ser director entre 1930 y 1937. Curiosamente esas personalidades científicas mostraban talento para la música. Cuando Planck (que tocaba el chelo y otros instrumentos) alcanzó la dirección de la KWG, Lise Meitner ya era profesora en la Universidad de Berlín y dirigía el departamento de Física en la KWG (tocaba el piano magistralmente). Albert Einstein también se encontraba allí (y tocaba el violín). Otto Hahn dirigía el departamento de Química (y cantaba lieder). No sólo investigaban, también hacían veladas musicales.

En 1933 el nazismo se alza con el poder en Alemania y fuerza a la emigración a los científicos judíos alemanes al no darles trabajo (Meitner tiene pasaporte austriaco). Entonces fue cuando Alemania, sin conservar la inteligencia, perdió toda posibilidad de triunfar. La mayoría emigró a EEUU: unos ganan y otros pierden.

Enrico Fermi galardonado en 1938 con el premio Nobel de Física por sus demostraciones sobre la existencia de nuevos elementos radiactivos producidos por procesos de irradiación con neutrones lentos, inspiró a Lise Meitner para seguir esa línea de investigación, y le pide a su amigo Otto Hahn (director del departamento de química) que la ayude. Ese mismo año Enrico Fermi emigró de Italia por ser judío y Lise Meitner (perdido el pasaporte austriaco por la anexión de Austria) abandonó Berlín estableciéndose en Estocolmo. Fue una huida de película de espías y complots, huyó a través de una remota frontera con los Paises Bajos para eludir a las SS con la ayuda de un científico holandés.

Reunida privadamente en noviembre de ese mismo año con Otto Hahn en Copenhage, planificaron continuar los experimentos de bombardear el Uranio con neutrones lentos. Cuando Otto Hahn le escribe relatándole que él y Fritz Strassmann habían detectado únicamente bario (que había sido añadido como moderador) en el resultado final de bombardear al uranio con neutrones lentos, le comenta que lo repetirá por si hubiera cometido algún error. Lise lee la carta en compañía de su sobrino Otto R. Frichs (había ido a visitarla a Suecia desde Dinamarca) paseando por un bosque nevado. Sabían que Hahn era demasiado buen químico para equivocarse, que algo nuevo y revelador había ocurrido. Fue entonces cuando desarrollaron la teoría de la escisión del núcleo del átomo de uranio dándole el nombre de "fisión nuclear". Comenzaba una nueva era.

Cuando Leó Szilard convenció a Albert Einstein en 1939 para escribir una carta a Roosevelt sugiriendo que los nazis podrían construir una bomba de fisión nuclear. Roosevelt ordenó que se pusiese en marcha el proyecto de construir tal bomba (aunque aún no estaban en guerra: ahí triunfó). También Lise Meitner se preocupaba, pero ella se negó siempre a tener algo que ver con bomba alguna. No así su sobrino Otto R. Frichs, reclutado para el proyecto Manhattan, junto con Bohr, cuando tuvieron que huir de la Gestapo al ser ocupada Dinamarca. Sin embargo, los nazis nunca estuvieron cerca de alcanzar bomba nuclear alguna. Al terminar la guerra y saberse todo el horror del Holocausto, Lise Meitner fue muy crítica con la sociedad científica alemana: «Todos vosotros trabajasteis para la Alemania nazi y sólo intentasteis ofrecer una resistencia pasiva». No volvió a trabajar en Alemania, aunque conservó la amistad con sus científicos. Tenía un "problema espiritual": sabía que se había equivocado al permanecer en Alemania cuando los otros fueron despedidos y perseguidos. Por último, Lise Meitner trabajó en Suecia hasta su jubilación, en la puesta en marcha de un reactor nuclear.

Jubilada de su trabajo, se fue a vivir a Inglaterra donde tenía familia. Ahora está enterrada en el pequeño cementerio de la iglesia de St. James en Bramley (Hampshire). En su tumba su sobrino hizo poner: "Lise Meitner: una física que nunca perdió su humanidad".

En 1982 Peter Armbruster propuso dar el nombre de Meitnerio en su honor, a un nuevo elemento que había descubierto. Convirtiéndose así en la única mujer que da nombre a un elemento químico (ya que el Curio lo comparte Marie Curie con su esposo).

En discreto silencio como su vida, transcurre el año del cincuentenario de su muerte sin apenas reconocimiento. Sin embargo, vivió en primera línea los acontecimientos más relevantes del siglo XX.

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