Progreso, gracias
Algo va mal cuando aparco el coche frente a mi casa, cojo las llaves, abro los seguros, corro hacia dentro del portal y sólo en ese momento ya me siento a salvo. Algo va mal cuando necesitamos una app que bajo el lema de fomentar el deporte femenino se esconde un "salgamos juntas para protegernos". Y cuando apuntas a tu hija a artes marciales si el único motivo es el miedo. Algo peor cuando tu amiga evita encontrarse con ese vecino a solas por el edificio. Y cuando os pedís que os aviséis al llegar a casa porque os fuisteis solas. Cuando prefieres no ir al vestuario porque nunca suele haber nadie y te da temor cambiarte sola. Cuando entras a tu portal y a la vez entra un hombre que no identificas te tiemblan las piernas. Retroceso y retrocedes cuando te echas las manos a la cabeza porque aquella chica iba caminando sola por aquel lugar, cómo se le ocurre... Y no hablemos del tipo de ropa que vestía, porque es de locos salir así, sola, ¿no? Normalizamos evitar lugares, horas, prendas, personas... No lo es, no es normal. No es mi culpa. No es nuestra culpa.
Retrocedes tú y el mundo, si es que lees esto y aparte de no creerlo, me llamas maniaca, histérica, demagoga o, peor aún, feminista creyéndote que así me estás insultando o que te estoy denigrando. Pero cada día eres más débil machista analfabeto, porque poco a poco eres minoría entre los hombres, porque no todos son como tú. Y además tienes cura y terapia para tu problema: cultura. Por desgracia, para las que faltan ya no la hay.
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