Consultemos el diccionario
Durante medio siglo de vida docente activa, y a pesar de ser titular de una cátedra de Ciencias Experimentales, he recomendado reiteradamente a mis alumnos el empleo asiduo del diccionario; no tanto para resolver dudas ortográficas, que me consta son menos frecuentes, como para afinar precisiones semánticas (significados y acepciones diversas de las palabras), que son necesarias para hablar “con propiedad” nuestro propio idioma. Como convencido de que hemos de practicar antes lo que recomendamos a los demás, mi diccionario de español es el libro más ajado y sufrido de mi biblioteca particular. Apliquemos esta práctica al lenguaje político, especialmente distorsionado por intereses inconfesables.
“Dictadura”: dignidad y cargo de dictador. Instrumento o forma de gobierno que se caracteriza por la pérdida o merma de derechos civiles garantizados en una situación normal, que se ven restringidos en situaciones especialmente delicadas, que requieren la asunción de todos los poderes.
“Dictador”: personalidad elegida para resolver una situación crítica, sin restricción de poderes. Personaje plenipotenciario concebido en el Derecho Romano, para solventar situaciones especialmente difíciles y comprometidas.
“Dictadura del proletariado”: gobierno marxista, regido por sus representantes radicales.
“Fascismo”: partido político creado en Italia por el socialista Benito Mussolini, de neta orientación nacionalista y totalitarista.
“Nacismo”: forma alemana del nacionalsocialismo, que caracterizó al III Reich, gobernado por el “führer” Adolph Hitler.
“Nazi”: abreviatura de nacionalsocialismo.
“Izquierda”: lado izquierdo. Comunidad sociopolítica de inspiración marxistaleninista o simplemente socialista que se contrapone a orientaciones capitalistas.
“Derecha”: a mano derecha. En sentido recto y legítimo. Política de inspiración capitalista.
“Constitucional”: de acuerdo con la Constitución, ley fundamental del Estado que fija los derechos básicos de gobernantes y gobernados, y sirve de base a las demás leyes del país.
“Democracia”: gobierno de soberanía popular en el que las decisiones son tomadas por representantes populares elegidos por mayoría, a través del “sufragio universal”. En las democracias griegas originales los “ilotas” (esclavos) no tenían derecho al voto al no ostentar la condición de ciudadanos.
“Demagogia”: gobernación tiránica del pueblo. Gobierno de la plebe. Ocultación de problemas políticos con promesas vagas que no llegan a cumplirse.
Cuando se repasan sosegadamente las definiciones anteriores, se aprecia el apasionamiento con el que han sido y siguen siendo manejadas. Los términos izquierda y derecha, bien entendidos, no son políticamente incompatibles, antes bien pueden estimarse complementarios para garantizar la función de contraste y no hacen falta grandes disquisiciones dialécticas para entenderlo. Basta con tratar de abrir un tarro de vidrio. Debe ser asido con una mano y girar la tapa con la extremidad complementaria. En el ámbito político, izquierda y derecha deben competir en el mejor servicio público, con limpieza, sinceridad, respeto, buena fe y espíritu de servicio a la comunidad. Eso es todo.
José M.ª Casielles Aguadé
Oviedo
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