Rehabilitaciones
Insondable enigma que, a juzgar por lo que dicen y se oye, la proporción de tontos y de tontas en las tertulias de la tele, en las cúpulas de los partidos y hasta en el Consejo de Ministros sea muy superior a la que se da en lo que llaman sociedad civil. Si el fin primordial de la privación de libertad fuera el punitivo, los reos no saldrían de la cárcel hasta haber cumplido la pena impuesta. Si el fin primordial es la rehabilitación (como establece la Constitución y la ley del Régimen Penitenciario), el reo debería quedar en libertad en cuanto acredite su rehabilitación, con independencia del tiempo transcurrido.
Y, a contrario, el reo debería seguir preso mientras no acredite su rehabilitación. Lo cual, si la luz del entendimiento no me ofusca, viene a coincidir con la denostada "prisión permanente revisable". La experiencia enseña que muchos presos salen sin rehabilitarse y que la reincidencia, sobre todo en los crímenes relacionados con el sexo, es el pan amargo de cada día. "Se fracasa en la rehabilitación por falta de medios", claman los que se preocupan más por la libertad del delincuente que por la seguridad de la gente. Claro que si las cárceles fueran la Academia de Platón, los presos saldrían rehabilitados. Y hasta con la tesis bajo el brazo, sin recurrir a falsos másteres ni a plagios.
Tiremos de hemeroteca, que un ejemplo vale más que tres teorías: "F. E., natural de Pontevedra, había sido condenado en 1996 a 54 años de prisión. Según el relato de los hechos, tras perpetrar los asesinatos de su mujer y sus dos hijos, dejó el arma en el fregadero y se sentó a beber ron. Se quedó dormido hasta que al día siguiente, 15 horas después del triple crimen, se despertó y llamó a la Policía. Su esposa tenía 39 años, su hija 18 y su hijo 12. Los mató tras una discusión: "Los maté porque me pusieron de muy mala leche y me cegué".
Por qué dudar a priori de la capacidad de redención de esta criatura. Le imparte Ione Belarra (diputada y portavoz(a) de Unidos Podemos-EP-EM) un cursillo acelerado "en materia de género, feminismo y libertad sexual" y, en un pispás, rehabilitado; listo para militar en cualquiera de las confluencias. Tampoco hay que olvidar la modalidad de rehabilitación post mortem. Es la que le van a aplicar a Companys. Esta modalidad es la más rápida y económica (se aplica por decreto), y la que menos riesgos implica para los vivos: los muertos rehabilitados siguen a lo suyo.
Si la biografía de Companys no tuviera algunas sombras, no necesitaría rehabilitación. Fue fusilado en el 40, después de haber sido condenado a muerte en juicio sumarísimo. Formalidad de la que fueron privados los miles de anarquistas, de católicos y de burgueses asesinados durante la guerra en la Cataluña desgobernada por ERC y el molt honorable Companys.
En cambio, la biografía sin sombras del general Batet no necesita rehabilitación. Batet, catalán de Tarragona, leal a la República, paró en seco el alzamiento del 34 de la Generalidad de Companys; leal a la República, no se sumó al alzamiento del 18 de julio. Fue sometido a consejo de guerra y fusilado en el 37. La familia de Batet, profundamente católica, consiguió huir a Francia, con la ayuda de Tarradellas, amigo del general. Ahora que el del Prat se llamará Aeropuerto de Josep Tarradellas, la estación de Sans tendría que ser de Domingo Batet. Aunque para eso haya que rehabilitar a Sánchez y a Torra.
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