La central térmica del Narcea está en condiciones
Voy a seguir participando en el debate sobre el futuro de la energía eléctrica, especialmente en lo que supone la aportación de las centrales térmicas de carbón –las que sean rentables–, al sistema eléctrico español.
Sé y conozco que la Unión Europea (UE) ha marcado la “tres D” en el horizonte económico y ecológico (Descarbonizar, Descentralizar, Digitalizar). También la UE ha marcado el 2050 como objetivo de “economía baja en carbono”, donde habrá que alcanzar una reducción del 80% en relación a los niveles de 1990, con escalones previos en 2030 (40%) y 2040 (60%).
Ciertamente con lo anterior encima de la mesa y quizás algo más, las decisiones sobre minorar el valor de los activos de generación en los estados financieros que ha tomado don Francisco Reynés (presidente ejecutivo de Naturgy) no seré yo quien se atreva a cuestionarlas ni criticarlas, sino más bien lo contrario.
Pero, claro, minorar la valoración de activos, comprar acciones propias, disminuir el activo del balance, optimizar plantillas, etcétera, no debe significar perder la visión global de lo que es el complejo (complicado) negocio de la energía eléctrica, y más si hay el desconcierto y la incultura que existe en nuestra sociedad actual sobre lo que será la gestión energética en el futuro. Solamente hay que asistir, como el que suscribe, a los congresos, foros y debates que hay a menudo, y escuchar; donde las únicas voces inteligentes y con fundamento se producen cuando aparecen los expertos de las distintas empresas tradicionales del sector (por ejemplo, Blanca Losada, en las Smart Grid; la Fundación Naturgy, en sus eventos, etcétera).
Y digo “complejo” con la nostalgia de un pasado mejor –pero teniendo la cabeza y los pies bien anclados al tiempo actual–, cuando las centrales de generación térmica y nuclear se definían en el marco legal estable y los sistemas contables como “instalaciones complejas especializadas” (ICE).
Y con todo lo anterior, o parte, vengo a insistir en lo que he manifestado a través de este medio como es LA NUEVA ESPAÑA en fechas pasadas –muchas gracias de corazón–. La central térmica del Narcea, que ha hecho sus deberes en el asunto de los gases de efecto invernadero más perjudiciales, merece ser piloto o punta –por razones económicas exclusivamente– en la investigación de lo que sería la innovación del aprovechamiento del dióxido de carbono, y convertir el carbón en “energía verde”. El personal que hay y hubo en Narcea, al igual que en Meirama y La Robla, en los sectores hidráulicos, en ciclos, etcétera han sido y son auténticos “espartanos” en todos los momentos de cambio, que ha habido muchos, y éste sería un reto más.
El dióxido de carbono no es nuestro enemigo. Y lo dicen los que saben: don Luis Rajadel, catedrático de Estratigrafía en la Universidad de Baleares hasta su jubilación; el proyecto CO2Algaefix en la central de ciclo de Iberdrola; la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica, Alimentaria y de Biosistemas de Madrid; la Universidad de León (Área de Ingeniería Química, tesis para doctorado de doña Lorena Martínez García); el proyecto OXY-CFB-300 de Endesa y la empresa Foster Wheeler para el desarrollo tecnológico de sistemas de captura y almacenamiento de CO2; PTE CO2 (Plataforma Tecnológica Española del CO2); etcétera.
El periódico “El Confidencial”, artículo de Juan Cruz Peña, el 16 de este mes, publicaba: CVC, Alba y GIP (accionistas del 40% de Naturgy) piden que se “Revise todo y se maximice el valor de la compañía”. O sea, lo que hemos hecho siempre salvo alguna etapa excepcional. Entiendo que son lo bastantes inteligentes para saber eso de “... elefante en una cacharrería”, o “... los experimentos se hacen con gaseosa”.
A don Francisco Reynés le diría, con mucho respeto y humildad, con el mismo que he tenido a todos los presidentes que he conocido en Naturgy, que le felicito porque dirige una gran empresa, bastante más importante y complicada que otras del sector terciario. Que cuando se conocen las importantes sinergias que generan sus cuatro pilares fundamentales (generación, transporte, distribución y comercialización) se descubre su belleza y su valor. Capaz de generar muchos beneficios para el accionista, para la sociedad y para los empleados. Feliz año 2019.
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