¿Ciudadanos o vasallos?
Las obligaciones del Estado no son sólo valores de renta fija, a largo plazo. También, y más importante, son proteger a sus ciudadanos, y el derecho de éstos a ser protegidos. El diccionario de la R.A.E. define así las palabras ciudadano y vasallo:
Ciudadano: "Persona considerada como miembro activo de un Estado, titular de derechos políticos, y sometido a sus leyes"
Vasallo:" Sujeto al rey o a algún señor, al que paga tributo".
En esta torre de Babel en que se ha convertido nuestro mundo actual, importantes colectivos de personas, afectados por rutilantes mafias, que surfean las aguas del delito, no son protegidos por el Estado, que en flagrante dejación de sus obligaciones de "respetar, proteger y hacer efectivos los derechos humanos", abandona a su suerte a sus ciudadanos, relegándolos a la condición de vasallos.
Por nombrar algunos casos de sobra conocidos, que han tenido y tienen una incidencia vital en la salud física y económica de millones de compatriotas, recuerdo a Fórum y Afinsa / Gowes / Bankia, cajas de ahorros y preferentes / Banco Popular/ bancos y gastos de hipotecarios/ iDental/ Vital Dent / Talidomida... y así un largo etcétera. Cantidades de dinero muy importantes, que "huyen" de sus legítimos propietarios, para ir a parar a los bolsillos de los estafadores. ¿Qué hace el Estado para proteger a sus ciudadanos? Nada, no reconocerles esa condición y tratarlos como vasallos.
Creo que es de justicia exigir al Estado que cumpla con sus obligaciones de respetar los derechos humanos de todos los españoles, lo que significa no interferir con su disfrute, y proteger esos derechos, adoptando medidas que garanticen que terceras partes no interfieran.
Demando que todos los damnificados por este tipo de estafas masivas sean resarcidos por el Estado (como responsable subsidiario), ya que éste tiene capacidad y medios para recuperar el dinero estafado, sin que sus ciudadanos esquilmados (no sus vasallos) tengan que recurrir a sus ahorros para pleitear o, directamente, renunciar, a beneficio del estafador, por falta de medios económicos.
Mientras, sus señorías, algunos en proceso de involución senil, con extenuantes jornadas de trabajo, sexualmente hipoactivos, filosofan sobre el sexo en Marte o practican en el Congreso el noble arte de la papiroflexia, ajenos a las tragedias de personas y familias, muchos compatriotas intentan chapotear en este estanque de tiburones que es nuestro país, viendo cómo sus ahorros de toda una vida se han ido por el desagüe, para gozo y disfrute de ilustres piratas de guante blanco, amparados por el sistema.
Entre tanto, nuestro sapientísimo Gobierno se entretiene haciendo manitas con los independentistas catalanes, mientras, consciente de lo agotador que resulta ilustrar a primates ignorantes patrios, conspira en alguna ley que obligue a todos los españoles a hablar catalán, o alguna otra que permita a las mujeres tomar como pareja al hombre que ellas decidan, quiera él o no. Al paso que vamos...
Como propósito para el nuevo año, me propongo: Escuchar solo la SER, leer solo El País, votar solo a Podemos y no ver más televisión que la Cuatro y la Sexta. Sólo ellos tienen la verdad.
El resto de españoles no afectados, seguimos cotilleando 24/7, como confirma este correo que acabo de recibir: Explota una bombona de butano en un piso, y un matrimonio sale volando por los aires. Una vecina le dice a otra: "¡Anda, Mari, en 20 años es la primera vez que los veo salir juntos a la calle!".
¡Feliz Año!
Rufo Costales
Oviedo
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