Mis bodas con LA NUEVA ESPAÑA
Fue en marzo de 1965 cuando me convertí en suscriptor del diario. Por tanto hace ya 53 años de la boda, en los que, con sólo una breve infidelidad, cosa comprensible en “matrimonios” tan largos, hace tres que celebramos las bodas de oro como lector impenitente, y a fe que ese ha sido desde entonces mi primer y sabroso desayuno de cada mañana. También ya se cumplieron, hace 17 años, las bodas de plata, como colaborador “freelance”. Fue en 1977 cuando a través del director señor Calviño y, sobre todo del entonces redactor jefe, José Manuel Vaquero –que hasta ayer mismo fue, primero director del diario y luego consejero delegado y director general de Prensa Ibérica–, cuando en aquellos entrañables despachos corridos, del altillo, y del todo acristalados, que hoy da gloria recordar, y que los ángeles reorganizaban por las noches, donde les entregaba en mano los originales. Una estimación de los publicados en estos 42 años es de más de 600.
Fueron diversas las secciones en que se me cedió un espacio: Cartas, Tribuna, Página 2, Internacional, Milenio y Mesa de Escritores compartiendo página dominical con Lorenzo Novo Mier, Fernando Poblet y Manolo Avello.
A partir del año 2011 una parte de estos artículos, más de 200, con la aceptación y financiación del Colegio de Médicos de Asturias, y también con el beneplácito de José Manuel Vaquero, para que se citara su previa publicación en el diario, conformidad que fue mantenida por la actual directora, Ángeles Rivero, se han reproducido en formato de libro, dentro de la colección “Chéjov” de dicho Colegio –que también incluyó escritos de otras fuentes e inéditos– los titulados “Amigos del más allá”, “Periodismo”, “Visiones fugitivas” y “Mosaicos variegados”, de cada uno de los cuales, como es norma en nuestra comunidad, dispone de dos ejemplares la Biblioteca de Asturias, y como es norma en España, también la Biblioteca Nacional. Si el “tiempo” acompaña –y como no hay quinto malo– habrá otro titulado “Cartas a las mujeres de España”, título robado de uno de Gonzalo Martínez Sierra, de 1916, que tras más de un siglo no creo que este ingenioso y buen escritor madrileño me vaya a perseguir por robarle un título.
Sin LA NUEVA ESPAÑA, la mayoría de tales artículos no hubieran visto la luz, y sin la colección “Chéjov” del Colegio, posiblemente tampoco los libros. Gracias al diario hemos podido satisfacer ese vicio de escribir que dicen que con frecuencia se asocia a la profesión médica y que a veces la populariza, como es el caso de Chéjov en Rusia, de Baroja en España y de algunos más.
Y ¿qué pasa con las bodas de oro con LA NUEVA ESPAÑA como colaborador ocasional? Pues que, por si acaso, las celebramos hoy por adelantado, pues aún nos faltan 8 años para cumplir los 50, y el tiempo no siempre vuela tan deprisa como se dice.
José María Izquierdo Ruiz
Oviedo
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