Apellidos que comprometen
Sí, los hay que hasta nos obligan a ejercerlos, en algunos casos dejándonos a los pies de los caballos. Este es el caso reciente de ese político catalán de ERC, Gabriel Rufián, que es el que, según el ministro socialista José Borrell, el que lleva el estiércol al Congreso, o sea mierda, dicho sea en plan no finolis. Sí, las intervenciones del señor Rufián en esta Cámara no pueden ser más desafortunadas e improcedentes, cosa que él debe hacer intencionadamente y con un afán desmesurado de protagonismo político de destacar sobre los demás diputados. Pues bien, sí que lo consigue, pero de la manera más baja, soez y grosera. Y lo del escupitajo por parte del otro diputado de ERC ha sido el remate del escándalo más vergonzoso que se ha visto en la Cámara baja. Que algunas señorías convierten en un lodazal.
Otro tanto se lo recomendamos al secretario general de Podemos, porque apellidarse Iglesias quien es ateo y enemigo acérrimo de todo cuanto está en la derecha, como la religión católica, resulta anacrónico y hasta perjudicial en su arrolladora marcha por un izquierdismo tan radical y extremista. Sí, porque su apellido Iglesias da un claro tufillo a cirio y sacristía.
Muchos son los apellidos que comprometen o ridiculizan a quienes los llevan. Dos casos recordamos ahora, uno muy similar al del líder de Podemos, como lo es el de Sindulfo Juan de Dios, portugués que cuando falleció, años ha, en Coimbra, fue enterrado por lo civil. Porque si se apellidaba de Dios, era todo lo contrario a Él. El otro caso es ya de coña y cachondeo, y lo conocimos en Trento (Italia), en 1977. Era una hermosota morenaza, muy a lo Sofía Loren, que apellidándose Gaos, sus padres, muy “operateros” ellos, le pusieron el nombre de Tosca. Eso, Tosca Gaos, cuya pronunciación resulta fétida y mal oliente. Y Tosca Gaos, como consecuencia, comidilla y chufla fue para la mal intencionada gente.
Como acabamos de ver, hay casos en los que el apellido nos puede comprometer. Como ha ocurrido con el señor Rufián, que deberá dejar su apellido en casa cuando acuda al Senado o al Congreso.
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