Constitución y Navidad
Dos acontecimientos en las postrimerías de este año 2018 que no pudo ser peor, en todos los sentidos. En el político y social, fatal. Un fatalismo generalizado para todo el país, clara y evidente demostración de la más lamentable falta de convivencia y solidaridad de gobernantes y gobernados, de formaciones políticas, del color que sean que, en vez de representar dignamente a la ciudadanía que las han votado, la han dividido y enfrentado con sus ideologías e intereses de partido, egoísmo, ambiciones y una corrupción también generalizada en los dos partidos que hasta ahora han sido la alternancia en el Gobierno de España. Uno, en su feudo político de Valencia, con el "caso Gürtel", y el otro, en su cortijo de Andalucía, con el "caso ERE".
A este fatalismo contribuyen luego, en ambas cámaras, senadores y diputados faltos de la más elemental educación, de impresentables atuendos y vestimenta, que no saben estar y cuyas intervenciones dialécticas son verdaderamente insultantes y agresivas. Nada, que a algunos sólo les falta ya más que tirarse a la yugular del otro. Naturalmente, esa agresividad se traslada a la ciudadanía que presentan esos diputados y senadores. Y de ahí esa falta de convivencia y solidaridad en el pueblo, en una ciudadanía que ha sido estafada, traicionada y dividida, cuando tenía que ser todo lo contrario, que es lo que quiere el pueblo llano. Lo que queremos todos.
Y así nos van las cosas en esta postrimería del año, con la conmemoración y homenaje, el 6 de diciembre, nuestra Constitución, que unos valoran y respetan y otros la desprecian y rechazan en un verdadero alarde antidemocrático. Cuando ella tenía que unirnos a todos, pueblos y gentes, en ese necesario afán de convivencia y solidaridad. Que no existe, que follones y malandrines, hoy, están destrozando y llevando al país a su ruina y desprestigio. Con esta perspectiva, la Navidad no puede ser más infeliz, triste y dolorosa para todos, máxime para tantas miles de familias, en situación económica y social que vivimos, de la que son responsables nuestros políticos, aquellos que siendo Gobierno u oposición sólo se preocuparon de sus ideologías e intereses de partido, o lucrarse corruptamente. Que cada palo aguante su vela.
Constitución y Navidad. Dos acontecimientos que deberían hermanarnos a todos en una España unida y mejor. Y la paz.
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