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Europa, ¿del sueño a la pesadilla?

3 de Enero del 2019 - marcelo noboa fiallo (Gijón)

Hubo un tiempo en que Europa albergaba los sueños e ideales añorados por todos aquellos que huían de regímenes dictatoriales, del hambre y de la miseria. Europa era sinónimo de Estado de bienestar, justicia social y libertades. Principios nacidos al poco tiempo de terminada la mayor tragedia que el mundo ha vivido tras el nazismo, gracias al pacto establecido entre las fuerzas políticas de derechas (democracia cristiana) e izquierdas (socialista) que entendieron que la única manera de acabar con los conflictos que asolaron Europa, a finales del XIX y casi medio siglo XX, estaba en el reparto de la riqueza. Se cumplía así el sueño de las clases trabajadoras, sindicatos y partidos de izquierdas. Nacía una fuerte y potente clase media cuyo objetivo sería preservar lo conquistado.

Por su parte, los partidos de derechas, sin renunciar a sus principios, entendieron que el reparto era generador de riqueza y que la reconstrucción de Europa necesitaba de la inmigración, cuya integración en la Europa de los valores debía ser asumida como política de Estado en todos los países.

Los ciudadanos europeos entendieron el mensaje y el mestizaje fue posible. La Unión Europea, creada en 1993, se dotaría de las estructuras institucionales necesarias para consolidar, avanzar y profundizar el modelo. Pero nacía un poco tarde (de ahí su crisis) porque los enemigos del modelo habían empezado a tomar posiciones. El tándem Reagan/Tatcher, padres del neoliberalismo, inauguraron una nueva época, especialmente "la dama de hierro", obsesionada en acabar con las políticas sociales y con sus artífices: los sindicatos británicos. A partir de entonces, ya nada sería igual. La socialdemocracia sintió vértigo. Había que hacer suyos algunos postulados de la derecha. La socialdemocracia europea se derechizó bajo el paraguas de Tony Blair y su "Libro Blanco".

Por su parte la derecha moderada, ante la irrupción de la extrema derecha, empieza a hacer suyas las demandas populistas que ponen el acento en la inmigración y en las políticas públicas, arrastrando con ello a toda Europa hacia el vaciamiento del Estado de bienestar. Ángela Merkel, la única política europea, con visión de Estado, se convirtió en el dique de contención de los suyos, pero finalmente tiró la toalla y anunció su marcha. No quiere ser responsable del destrozo que se avecina en Europa

Quien piense que las calles de Europa se van a llenar de esvásticas, de yugos y flechas, de saludos romanos... se equivoca. No hace falta. La extrema derecha se ha ido instalando en Europa y sus postulados demagógicos se disputan con la derecha y con la socialdemocracia como convidado de piedra, sabedores de que el ciudadano europeo ha olvidado los valores de la solidaridad y del compromiso. El terreno está abonado.

En la era de las prisas, de la información y desinformación que corre por las redes sociales, sin espacios para la reflexión, la demagogia, el populismo se siente a sus anchas. Navega sin flotador, sabedor que, un año más, el programa de TV más visto en España, batiendo todos los récords, ha sido “GH-VIP”, seguido de “Sálvame”. No es difícil adivinar cuáles han sido los programas más vistos en las televisiones del resto de Europa y de América. Todo un escenario proclive al progresivo "descerebramiento" de las clases medias y populares...

Bienvenidos al año 2019, si nadie lo remedia será el año más convulso de la UE, el de la consolidación de los Heinz-Christian Strache, Salvini, Le Pen, Orbán, Abascal o de sus políticas, aunque... siempre nos quedará Portugal.

Marcelo Noboa Fiallo

Gijón

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