¡Claro que "no pasará"!
En la recepción a los Magos de Oriente, en Oviedo, volvimos a presenciar un repugnante mitin "politiciode" del ínclito Sánchez Ramos. Este edil, que lleva una eternidad ensuciando el Consistorio capitalino, que vivió siempre y, aspira a seguir haciéndolo, sin pegar un palo al agua, tuvo la desfachatez, el cinismo y la cobardía de mencionar, precisamente en un día dedicado exclusivamente a los niños, no lo olvidemos, el guerracivilismo; de bañarse en el cucho de la ignominia y la falta de sensibilidad; del no saber dónde se está y a quiénes representa; de obsequiar a los de Oriente con unas palabras llenas de odio, de intolerancia, de xenofobia y exhortando a sus huestes a recuperar el espíritu anarco-comunista de infausto recuerdo con su emblema propagandístico: "No pasarán".
¡Qué le vamos a hacer! El ínclito no aprendió nunca nada que no sea trepar por la cuerda de la política, y ahora que parece que a su jefe, en Asturias, están a punto de botarlo, pues se posiciona enviándole a su "supremo pontífice" un alegato tan indigno como el que él mismo había ofrecido al conocer el resultado de las andaluzas. Es el tributo a pagar por vivir del cuento político. ¡Pobre Vetusta! Nunca se imaginó caer tan bajo, ni el disoluto concejalillo llegar a tan elevada alcurnia. Ya se sabe que en nuestro sufrido país le ponen una gorra a un personajillo y se cree capitán general, o como se dice popularmente: si un "tuntu" sigue una linde, la linde se acaba y el "tuntu" sigue.
Lo que no ve el veterano regidor es el ridículo espantoso que su ignorancia, su prepotencia y su soberbia le han otorgado. La Historia nos enseñó que "sí pasaron" y lo hicieron llevándose por delante a los de la propaganda y a otros miles más, y este cabeza de chorlito aún tiene la desfachatez y el atrevimiento de nombrar tan trágico eslogan para sus correligionarios. ¡Cómo es posible que tengamos dirigiendo nuestros municipios gentuza de tal calaña! No necesitamos renegados que clamen venganza, si no personas de bien, conciliadoras y tolerantes, que unan voluntades y no descerebrados que intenten enfrentarnos. Si le quedara un ápice de vergüenza y dignidad presentaría su dimisión irrevocable, pero eso sí que "no pasará".
Eulogio Llanos Verdasco
Pola de Siero
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