La apoteosis
Los gastos de protocolo han subido una barbaridad. Nada menos que el 22%; un daño colateral inducido por la subida del SMI. Si el protocolo no estuviera por las nubes, la escapada estival del Presidente al concierto de “The Killers”, en Benicàssim hubiera salido gratis total, sin dar pábulo a los comentarios cicateros de los eternos descontentos. La cena la preparó Begoña la víspera (tortilla de patata aderezada con pimientos de Munguía) y la llevaron en un tupper. Una firma comercial, de la que no se dice el nombre para evitar hacerle publicidad, proporcionó gratis el menaje para el picnic y adminículos de toilette.
Además, Sánchez aprovechó el viaje para despachar con la alcaldesa de Castellón, amén de recibir a algún alto funcionario de la Generalidad valenciana. O sea que, si Sánchez funcionara con mentalidad funcionarial, hasta hubiera podido reclamar dietas. Ya le gustaría a uno ser de izquierdas y feministo (valga la redundancia), y ser capaz de apreciar sin reticencias tanta generosidad.
El asesor áulico Iván Redondo está en todo y cuida hasta los detalles más nimios los desplazamientos presidenciales (otra cosa es que Iván, otrora calvo, se esté dejando melena; le habrán dicho que con pelo se liga mejor). "Sánchez fue reconocido por los asistentes de las primeras filas, que corearon su nombre ("Pedro, Pedro") al verle encaramado en lo alto del escenario. El presidente acabó contestando con un saludo al clamor popular", se pudo leer en “El País”, que también está en todo y fue testigo de la apoteosis. En tiempos de D. Miguel Primo, D. Miguel de Unamuno calificó al diario “El Sol”, de Ortega, de "papel higiénico de la dictadura" (pero qué asociaciones tan raras se le ocurren a uno).
Y “last but not least”, pues ahí va el secreto de Estado: el vuelo del Falcon desde Torrejón a Castellón tampoco acarreó gastos ni produjo contaminación pues se aplicó la modalidad de vuelo sin motor, aprovechando la racha de vientos de cola que le soplan en popa al Presidente. Debe de ser lo que en árabe llaman "Baraka". Dicen que también la tenía Franco. Contrariamente a lo que pensaba Tarradellas, en política, echándole cara, se puede hacer cualquier cosa. Sobre todo, el ridículo.
Ramón Alonso Nieda
Fuentes, Arriondas
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