Cocochas
A santo de qué ese escándalo por la foto de Idoia Mendía, la esfinge socialista de Barrika (Barrika aquí es topónimo) con Arnaldo Otegui, el aguerrido y veterano gudari del ejército vasco de liberación nacional (más conocido por ETA). Idoia y Arnaldo posan en la foto cocinando unas cocochas para una entrañable cena navideña; más que escandaloso, ¿no resulta casi conmovedor? Idoia, por otra parte, no es de las que tiran la piedra y esconden la mano; hace tiempo que propugna la alianza del PSE (que dirige) con Bildu y con Podemos para darle a la Comunidad vasca “un gobierno de izquierdas”.
Otegui, por su parte, acumula por lo menos cuatro trienios como “hombre de paz” desde que Zapatero lo acogiera en la Alianza de Civilizaciones contra los bárbaros del PP. A uno se le antoja hipócrita este rasgarse las vestiduras por el mini-Masterchef de Idoia con Otegui y otros chicos del montón, mientras 47 millones de españoles asimilamos, como la culebra que digiere un sapo, que el presidente del Gobierno de España nos lo hayan puesto los golpistas catalanes, los separatistas y proetarras vascos y los antisistema de Podemos.
Este presidente aupado por los costaleros enemigos de España y de la Monarquía va a durar mientras les convenga. Y les va convenir un rato largo, pues la caída de Sánchez les supondrá una reducción sustancial de la pitanza, una rebaja drástica de sus ominosas expectativas. El único arrecife sólido con el que chocó este tsunami de desguace nacional fue el Rey con su discurso del 3 de octubre. De ahí la soledad de Felipe VI. Al gobierno de Rajoy el discurso real le forzó la mano, a los del PNV “no les gustó”; a los sublevados de Cataluña les acabó de sublevar.
Y los socialistas, ya se sabe, son “republicanos de corazón” (suponiendo que lo tengan). Si el Rey viniere a caer, allá penas; ellos pasaban por allí. “Agotar la legislatura” es el programa de Gobierno. Sánchez compra tiempo para mantenerse y votos para renovar. Paga el Estado, que es decir el contribuyente; si eso no es una caja B de oro que venga Dios y lo vea. España convertida en un suculento “Take away” para todos los que buscan acabar con ella. “Profesionales del odio” llaman a los que denuncian este estado de cosas. Cuando sólo somos modestos amateurs de la verdad y del sentido común. Será por eso.
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