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Por qué se va a peor

4 de Febrero del 2019 - José María Álvarez Álvarez (Trubia)

Cualquiera con un mínimo de sentido común se da cuenta de que se está yendo a peor en los últimos años. Basta con analizar las condiciones laborales tomando como partida una fecha clave, el 14 de diciembre de 1988. A partir de ese día comenzó el declive de las condiciones laborales, los sindicatos estatales pactaron seguir siendo financiados con dinero público y gozar de los privilegios que tienen los liberados, a cambio de aceptar la liberalización del sistema laboral.

Aparecen los contratos basura, se multiplican las ETTS, aumenta la economía sumergida, la temporalidad y la explotación laboral, y se mantiene estable el número de parados en España; a su vez, se multiplica el fraude laboral –bajas laborales, jubilaciones por enfermedad– y de prestaciones –subsidios de desempleo, salarios sociales, ayudas al alquiler–. Estos últimos fenómenos van parejos a los primeros, es decir, el aumento del fraude es proporcional al del paro en España. ¿Cómo se explica?

Muy sencillo, en España no hay tres millones de parados, ese paro es virtual, lo que hay es un 26 por ciento del PIB de economía sumergida, unido a un elevado fraude laboral y de prestaciones, por lo que el paro real está por debajo del 10 por ciento. El propio Ministerio de Trabajo y SS reconoce que cuatro de cada diez bajas laborales revisadas por el INSS son fraudulentas, y lo acepta como algo natural, sin hacer nada para eliminarlo –¿quiénes son los incompetentes que están en dicho Ministerio? ¿A qué se espera para sustituirlos?–. Pero esta cifra es mucho mayor, pues el INSS revisa las bajas al cumplirse el año, lo que pone de manifiesto que si las revisase antes, cuando van por el segundo o tercer parte de baja, se elevarían a seis o siete de cada diez, si no son más. Economía sumergida a la que se entregan quienes perciben el subsidio de paro, el salario social, quienes están de baja laboral y quienes se han jubilado por enfermedad. ¿Por qué no se lleva un control de los habituales de las bajas laborales –más del 50 por ciento de las IT son protagonizadas por los mismos–? ¿Por qué no se revisan las jubilaciones por enfermedad, incluyendo el 100 por ciento, que se han dado en los últimos años? Por que saldría a la luz la mayor trama de corrupción, con el fraude masivo en las bajas laborales, jubilaciones por enfermedad y reconocimiento del 100 por ciento; un fraude que involucra, como cooperadores necesarios, a médicos, jueces y abogados.

Es decir, si en España no hubiese fraude laboral –bajas laborales y jubilaciones–, y de prestaciones –subsidios, salarios social, ayuda al alquiler–, el Estado se ahorraría miles de millones de euros; si en España no hubiese economía sumergida, el paro estaría a la altura de otros países de la UE, alrededor del 5 por ciento. De este modo estarían aseguradas las pensiones y las prestaciones públicas, desaparecería la explotación laboral y mejorarían los salarios. Pero esto supondría que no podrían privatizar las pensiones y las prestaciones públicas, por eso permiten que haya economía sumergida y fraude laboral y de prestaciones, y los medios de comunicación aplican la censura a estas cuestiones –¿alguno de esos medios a los que tanto les gusta hablar de tramas de corrupción han hablado alguna vez de la mayor trama de corrupción que se desarrolla en España, como es la que hay alrededor de las bajas laborales y jubilaciones por enfermedad, que involucra como cómplices necesarios a médicos, jueces, abogados, mutuas y miembros de los tribunales de valoración?–.

Y luego todos esos tratan de hacernos creer que los terroristas son los islamistas. A mí nunca me ha perjudicado ningún islamista, en cambio sí que me perjudican los anteriores, por culpa de los cuales no habrá pensiones ni prestaciones públicas. Por eso sé muy bien en qué bando luchar cuando se extienda la guerra de liberación.

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