Las bondades del comunismo en tres ejemplos históricos.
Se han cumplido cien años del inicio de la Revolución Soviética en Rusia. Un experimento fascinante, que supuso una esperanza para los parias de todo el Mundo, pero que, de la mano brutal de Stalin, se convirtió en una pesadilla para pobres y ricos. Tan sólo los próximos a este sanguinario dictador estaban a salvo, siempre y cuando no cayeran en desgracia, naturalmente. Su participación en la 2ªG.M. contra Hitler, lavó un tanto su imagen, pero acabada la guerra, volvió a aplicar y extender sus tácticas de terror y coacción hasta extremos inauditos. 70 años después de iniciada (1989), la Revolución Soviética y el Bloque Soviético se disolvían como un terrón de azúcar, en medio de un desastre político y económico monumental y sin precedentes.
Este año celebraremos el 70 aniversario del triunfo de la Revolución maoista en China (Oct. 1949). De nuevo algo que supuso una gran esperanza para la enorme y depauperada población china, y para los pobres de los colonizados países vecinos. Mao inició su guerra, a mediados de los años 40, luchando valientemente contra los invasores japoneses, y contribuyendo en gran medida a su derrota. A continuación, inició una serie de grandes reformas destinadas a mejorar el nivel de vida de los chinos, todavía en una economía fundamentalmente agraria. Logró grandes avances, entre ellos el acabar con los restos del Sistema Feudal, todavía vigente en amplias zonas de China, liberar a las mujeres del cruel yugo patriarcal y reducir las hambrunas en el país. Animado por estos logros iniciales, Mao se creyó un Ser Superior, infalible, y a partir de entonces cometió los terribles errores de "la economía del hierro" y, sobre todo, el de la terrorífica "Revolución Cultural", que se extendió a otros países, especialmente a Camboya (con millones de muertos). Ya mayor, puedo ser dominado por otros líderes más pragmáticos que acuñaron aquella decisiva expresión: "China, un País con dos sistemas" (El P.Comunista controla el Poder, pero aplica una economía Capitalista). Y desde entonces hasta hoy, su desarrollo económico ha sido impresionante, hasta convertirse en una de las potencias mundiales, actualmente. Por desgracia, el nivel de desarrollo democrático no ha acompañado al económico, y actualmente los chinos carecen de muchas de las libertades que los demócratas consideramos fundamentales.
Terminamos con el 3er gran experimento comunista: el de la revolución cubana (Enero 1959), de la que hemos cumplido estos días su 60 aniversario. Cuba era en los años 50 uno de los países más ricos y prósperos del Continente Sudamericano, siendo el 1º en proporción de estudiantes universitarios. Cierto que la influencia de capitales extranjeros (especialmente norteamericanos), y la llegada de las mafias del juego desde Miami, no les hacía muy populares a los yankis, y menos cuando su defensor Batista, recurrió a métodos dictatoriales para sofocar las protestas. Fidel Castro, entonces un joven idealista y con una mentalidad mesiánica, encabezó la lucha contra Batista hasta derrocarle. Desde entonces, aliado con la Rusia Soviética, estableció un Régimen tiránico, que arruinó la economía del país y forzó al exilio a 4 millones de cubanos. Demagogo y cínico hasta los tuétanos, este hombre ha conseguido mantener su Régimen de opresión y terror, incluso tras su muerte, a través de la figura de su hermano Raúl. Y aunque este tirano megalómano intentó, sin éxito, extender su revolución a toda Sudamérica y África, todavía hoy varios países sufren el efecto de su dominación, a través de los propios sátrapas locales: es el caso de Vzla, Nicaragua y Bolivia.
Pero, con mucho, lo más inverosímil de todo esto, es que todavía hoy, en la Europa y en la España bien informada, de comienzos del siglo XXI, existan personas y partidos que ensalcen cualquiera de estas tres siniestras, genocidas y fallidas revoluciones comunistas.
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