El deporte: la receta más barata para la Seguridad Social

El pasado 21 de diciembre se publicó un artículo en el diario LA NUEVA ESPAÑA bajo el título “La receta deportiva, el mejor remedio para la salud”, firmado por Elena Casero. Estando totalmente de acuerdo con lo que cuenta el artículo, me cabe la duda de si nuestros políticos se harán eco de la reflexión que plantea. Digo nuestros políticos porque nuestra ministra de Sanidad -la asturiana María Luisa Carcedo- y el secretario de Estado -el asturiano Faustino Blanco- parece que no se hacen partícipes de este tipo de reflexiones.

Y es que, en un artículo anterior publicado por este mismo periódico y escrito por un servidor, bajo el título “El deporte no es un artículo de lujo”, hacía referencia al dato que asegura que por cada euro que se invierte en salud la Seguridad Social española se ahorra tres euros.

Si mi información es correcta, la Hacienda española recaudó 48 millones de euros más por la subida del impuesto sobre el valor añadido (IVA). Con esto, las preguntas que nos planteamos en el sector son... ¿merece la pena? ¿Se han echado bien los cálculos de la subida de este impuesto y del ahorro que conlleva el gasto en consultas, en atenciones sanitarias y en medicamentos?

No merece la pena, en mi opinión. Y me baso en la testaruda realidad de los centros deportivos cerrados por tales medidas, incluyendo los puestos de trabajo perdidos.

La sociedad española está desperdiciando una oportunidad histórica para utilizar el deporte desde varias perspectivas:

- Como medicina preventiva: reducción de mortalidad en prevención de enfermedades cardiovasculares, más la diabetes (Asturias es una de las regiones con mayor índice de sobrepeso, con un 25,7%).

- Factor social: el deporte es un integrador social de jóvenes y no tan jóvenes en un país con alto índice de sedentarismo.

- Factor sociológico: las personas que practican deporte tienen un factor de riesgo bajo de tener enfermedades psicológicas. El deporte se recomienda en edades tempranas, pues ayuda a integrar a niños con diferentes síndromes, en la sociedad.

Estos factores, unidos al hecho de sentirse mejor, y al de tener una mejor calidad de vida, hacen que el deporte sea la mejor medicina preventiva que existe.

No me gustaría dejar de lado que, como bien dice Elena Casero en el artículo citado, los educadores físicos deportivos te enseñan a cuidarte.

Nos hace falta concienciarnos de que realizar deporte de calidad, y bajo la supervisión de técnicos deportivos cualificados, será la mejor manera de alargar nuestra capacidad de vivir más años y con mayor calidad de vida.

Os insto a no dejaros llevar por una oferta deportiva marcada por un precio de ganga. Implicará practicarlo sin el suficiente control.

La masificación en un centro deportivo para alguien que nunca hizo deporte y que lo necesita por salud hace que su necesidad no sea atendida con la suficiente personalización. El resultado será el abandono de su práctica en favor de una hipotética medicación que verá como solución a su problema.

Estas líneas son una llamada de atención a todos los sectores implicados: sanitarios, deportivos, profesionales y sociales, para cuantificar de manera conjunta hasta dónde puede ser beneficiosa la práctica deportiva.

Apunto algunos datos para ver la realidad del deporte en nuestro país:

- El 46% de la población hace deporte por semana.

- Más de 5 millones de personas van a algún centro deportivo.

- 3,7 millones están federados en alguna disciplina deportiva.

Por más que pueda parecer, estamos muy por debajo de la media europea. Pero lo más grave es que el 71% de los niños menores de 10 años tienen móvil. Algo estamos haciendo mal, aunque sea la comodidad de que, con un dispositivo en la mesa, estaremos seguros de que el niño estará “a lo suyo”.

También me gustaría hacer hincapié en que de nada sirve hacer promoción deportiva sin una buena estructuración desde el ámbito local, regional y estatal. Se necesita una buena estructura donde se saque el máximo rendimiento a todas las actuaciones deportivas. Un ejemplo sería que cualquier ciudad con más de 200.000 habitantes debería tener un equipo profesional de cualquier deporte en la primera categoría, como un espejo de expectativa donde mirarse.

Es por todo esto que pido a nuestros políticos -con la suerte de los casos mencionados ligados a la sanidad española- que tomen conciencia de poner fácil acceso a que toda la ciudadanía realice deporte. Pero no a base de subir los impuestos, como en el caso del IVA, sino facilitando la práctica del mismo, con medidas que no acaben gravando siempre a los mismos.