Habitación 143
La habitación 143 puede ser la habitación de un hotel, una residencia o bien de un hospital, y será esta última la que llama mi atención. La habitación en concreto con este número 143 es en la que dos mujeres por problemas de la vida, en cuestión de salud, han tenido que compartir estas fechas tan señaladas, juntas en una misma habitación, malas fechas para estar fuera del entorno de las familias, celebrando las Navidades, el Año Nuevo y los Reyes, puesto que aunque una de ellas ya roza los 90 años, la ilusión de un regalo la sigue teniendo como cuando tenía 10, aunque ella diga que no. La otra señora, aunque más joven, también tiene sus ilusiones. La convivencia a veces es dura y difícil, por ser dos caracteres completamente distintos y la influencia de sus temperamentos, pero día a día se va haciendo la convivencia mucho más llevadera, los familiares nos hacemos partícipes de estos momentos unos alegres y otros un poco más escabrosos, aunque siempre con un final feliz. En las Navidades sus risas y su buen humor viene llevado por los menús que van recibiendo, claro está que aunque sean distintos de los que se comen en el hospital a diario, no son los que ellas desearían, como sopa de marisco, cordero, pulpo y muchas cosas más, pero se conforman y se ríen, como ellas dicen, hay que pasar, dentro de lo que cabe, bien las Navidades.
Los dolores y molestias van cambiando día a día sus caras, más tristes, más alegres, con más dolores y nos vamos acercando a las campanadas de Nochevieja. En las que después de una cena y un pequeño chupito de champán toman sus uvas, a las 10 de la noche, según ellas por si se duermen y no las ven. Los días se hacen eternos y las noches no tienen fin y se va acercando el día de Reyes, los cuales las van a visitar a la habitación y les regalan unos caramelos, como dice una de ellas con todo su humor, son caramelos "requetechupaos", pero saben en el fondo que el detalle es lo importante, lo que de verdad cuenta. Los días van pasando y ellas mismas con su buen humor me comentan algunas cosas de los menús y de los nombres que ellas ya han bautizado como las patatas viudas, que son patatas solas con caldo, las pelotillas, son las albóndigas pequeñas, pero sobre todo cuando les sirven carne, y se les pregunta de qué es, y ellas responden que es carne indefinida, que es lo que va sobrando de los quirófanos, su alegría no tiene fin. Sin este humor, esta paciencia que tiene una con la otra, estas fechas serían tristes para las dos, pero se han forjado una pequeña amistad siempre con un grandísimo respeto, todo ello llevado a cabo por una magnífica labor, realizada por los celadores, enfermeras y médicos, que se esfuerzan también para que esas fechas se pasen lo mejor posible y esa habitación 143 y sus familiares os agradecen la buena labor, realizada en la planta de traumatología del Hospital Valle del Nalón. Gracias.
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