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Las pequeñas cosas de la vida

8 de Febrero del 2019 - Ricardo Luis Arias (Aller)

Son aquéllas que nos rodean y que son parte integrante de nuestra propia existencia. Son nuestra vida misma. Porque a diario las tenemos, tocamos, manejamos, nos entretienen, nos encantan, ilusionan nos hacen ver la vida de otra manera, íntima, entrañable y hasta feliz. ¿Y cuáles pueden ser esas pequeñas cosas? Bueno, todo depende de la forma de ser de cada uno, de su formación, inquietudes y conocimientos, de todo aquello que a uno pueda agradar, entretener, distraer y evadirle de lo que puede ser triste, deprimente o desagradable en nuestra humana andadura, tan frecuentemente deshumanizada.

Muchas pueden ser esas pequeñas cosas de la vida, que para uno resultan ser grandes y que pueden parecer ridículas a los demás, para aquellos que tienen una proyección de vida distinta, si cabe menos idealizada. Sí, porque la persona más bien materializada es ajena por completo a esas pequeñas cosas, porque no las viven, no las sienten, no las tienen, no las pueden tener porque para eso hay que tener una gran carga de idealismo, tan falto en nuestra sociedad.

Decía Alexis Carrel, autor de ese gran libro titulado “La incógnita del hombre”, que para él esas pequeñas cosas de su vida eran lo primero que veía y entrañaba al despertar por la mañana, y citaba el libro que estaba leyendo y tenía en su mesita de noche, y otros objetos de su niñez que tenía colocados en su biblioteca, entre ellos unos soldaditos de plomo.

Sí, entre esas pequeñas cosas de la vida, la mejor de ellas es un libro, un buen libro, y de pequeñas pasan a ser grandes cosas en la intimidad entrañable de nuestra vida.

Ricardo Luis Arias

Aller

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