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Al hombre lo que es del hombre

1 de Febrero del 2019 - César José Ilanes (Grado)

En la Iglesia Parroquial de San Lázaro del Camino, acabo de despedir a un amigo entrañable, Jesús Aproniano González Celada, Adorador nocturno y Maestro Nacional. Durante la concelebración de la Eucaristía, a mi mente me fueron afluyendo los aportes de la memoria de mis relaciones con Jesús, del que, si fuera posible destacar alguna faceta, sería la de sus convicciones cristianas, la de su devoción a Cristo en la Eucaristía, la de su sentido del deber cumplido y la de su lealtad para con los amigos.

En su despedida y cálido homenaje, escribió Luis Antonio Alonso-Vega hermosa necrológica, titulada “Maestro, marido y padre ideal”, destacando en esa triple faceta lo que puede compendiar la vida y las obras del que fue entrañable amigo: Jesús González Celada, cristiano recio y curtido en los avatares de su existencia, que yo resumiría en una sola expresión: cristiano ejemplar, hombre de bien y amigo eximio para cuantos lo conocían.

Vinculado con las tierras riojanas por su matrimonio con Conchita, ambos formaron una familia donde se respiraban las peculiaridades y las virtudes de un hogar cristiano en la educación de sus hijos, en las determinaciones compartidas, en las inquietudes vividas juntos, en los dolores y en la enfermedad, en las alegrías y en las penas, en las ilusiones puestas en las mismas metas y en los mismos ideales de su dedicación a la enseñanza. Bien puede decirse que el tándem formado por Jesús y Conchita, en las convicciones vividas juntos, funcionó de modo admirable.

Tuve la suerte de entrar en contacto con Jesús, a través del Archivo Histórico Diocesano, del que fue usuario desde los primeros tiempos de su creación por el año 1979. Jesús cultivó en su vida una gran devoción a los Santos Mártires Emeterio y Celedonio, los dos “santinos” martirizados por la vesania y la crueldad del pretor de la urbe calagurritana”, devoción que vino a traducirse en una continuada investigación sobre la geografía devocional a estos santos riojanos, cuyas glorias cantó el poeta hispanolatino Aurelio Prudencio, dejándonos un hermoso himno imperecedero, que pergeña los aconteceres de su pasión y de su glorioso martirio.

Disfruté y, a buen seguro que Jesús también disfrutó, de su colaboración en el Archivo de la Catedral, pensando que su labor allí repercutía en beneficio para muchos investigadores. Para Jesús, su colaboración en el Archivo, como lo es para los restantes colaboradores que me ayudan, supera los márgenes del altruismo, para sumergirse en los de la caridad, del ágape, de la comunión y del servicio a los demás.

Su investigación, poco menos que exhaustiva, fue llevada a las prensas por el Real Instituto de Estudios Asturianos, cuyo prólogo tuve el honor de realizar, teniendo también, por parte de Jesús, la delicadeza y sobresaliente detalle de encomendarme su padrinazgo y presentación en el mismo Real Instituto. “La devoción a San Emeterio en Asturias”, uno de los Santos de la girola catedralicia, fue el título que Jesús quiso para su libro, para cuya preparación no escatimó esfuerzo alguno, basándose en la documentación existente en el Archivo Histórico Diocesano, en el Catedralicio y en el Histórico de Asturias, quedándose en el margen documental de nuestra Asturias y llevando a cabo una intensísima labor de campo, que rebasó al límite los detalles de su iconografía, de la arquitectura de los lugares sacros, en que nuestro Santo es venerado, con su hermano, Celedonio y de la toponimia de que ha dejado huella en detalles de nuestro paisaje asturiano.

Recuerdo haber hecho esta cálida glosa en la presentación del “Santu Mederu” de Jesús Celada: “Su recolección de datos fue una labor gratificante, corno lo era la de las espigadoras del Bíblico Libro de Ruth. Era corno retornar cada atardecida con la macona bien abastada de rusientes espigas, que un día acabarían convertidas en pan candeal, cuando, bien cernida y amasada la recolección, convertida en harina la mies copiosa, empezara a ser colegido el fruto sazonado de la molienda”.

Me viene a la memoria la metáfora de San Ignacio de Antioquía, partiendo del pan candeal y de la molienda, que, en el caso de Jesús Celada, desembocaba en “el Pan que da la vida”, el pan de la Eucaristía, que formó parte de las vivencias íntimas de nuestro amigo, ansiando, desde la Adoración Nocturna, ser molido, para convertirse en el pan candeal, que es Cristo. Fue nuestro Jesús casi toda su vida “Adorador Nocturno” del Santísimo Sacramento. Sus vigilias en adoración ante el Cristo Eucarístico eran bien compaginadas con el trabajo asiduo y magistral en la escuela, con sus obligaciones familiares y con sus investigaciones sobre su San Emeterio. El título de Adorador Nocturno, Veterano constante Ejemplar, supone centenares de Vigilias de adoración ante la Eucaristía, de meditación reposada en la presencia de Cristo, del Señor, que para el Adorador no es un mero título ni una entelequia, sino una comunicación personal de inmersión en la Trinidad de Dios, destacando la adoración a la Segunda Persona Trinitaria, el Hijo de Dios, el Redentor de la Humanidad, el Salvador que se ha quedado con nosotros, para que, entrando en Comunión con Él, le rindamos el más sublime culto de latría y de adoración.

Los avatares de su dura enfermedad –el dichoso virus hospitalario– adelantaron para él el Purgatorio, corno si hubiera de recorrer la más dolorosa Calle de la Amargura. Ahora, nuestro amigo del alma descansa ya en paz. Ha sido fiel en lo poco, habrá recibido ya el premio de ser aceptado en el gozo eterno de su Señor. Jesús ha sido de “esos santos de la puerta de al lado”, con santidad hecha de minucias, con ilusiones de cercanía y humildades, pero bien merecedora de la bienaventuranza eterna. “Requiem aeternam dona ei, Domine”. Es realmente lamentable, y no me parece justo que los hombres de todo un país tengamos que aguantar todo tipo de vejaciones por parte de un grupo de mujeres. O lo que sea.

Sus discursos están basados en el odio el demonizar y generalizar como inútil y malvado el comportamiento del hombre.

Parece ser que hay contratadas un grupo de mujeres feministas radicales, con un perfil especial, para inventar mensajes feministas contra el hombre. Según los psicólogos el principal problema de estas mujeres se debe a un conflicto interno que padecen desde que iban al instituto, a consecuencia del poco interés que mostraban los hombres hacia sus personas. Creando así, según los expertos, lo que llaman una tara de personalidad, rencor y odio.

Al contribuyente los eslóganes nos salen caros, pero si es verdad que luego la propagación nos sale gratis. La propagación se basa en el principio del eco, el mensaje de estas feministas lo captan con las orejas sus “incondicionalas” feministas... del país, y lo trasmiten con toda rapidez con la lengua. La rapidez la consiguen al no pasarlo por el cerebro. Bien porque no lo tienen o porque no saben usarlo.

La historia de un ser, que solo sabe hacer una cosa de cada vez. ¡El hombre!

En la historia de la humanidad, el hombre, en el terreno de la pura supervivencia, se enfrentaba con un palo afilado a un bisonte de 800 kilogramos para llevar comida a su tribu. Michas veces moría en el intento.

En todo tipo de guerras tribales el hombre siempre defendió a sus mujeres y niños, y en los tiempos más moderno le toco pelear con muchas calamidades y morir en una cuneta o trinchera en las guerras.

En las grandes construcciones y obras de todo tipo, incluso algunas podemos contemplar en la actualidad, empleaban al hombre como fuerza bruta sin ningún sistema de seguridad y en consecuencia morían por miles.

En la actualidad, al hombre, todavía le toca hacer los trabajos más tóxicos y peligrosos. Los trabajos de altura, puentes, edificios, manejo de maquinaria en terrenos peligrosos, en el mar, trabajos en el subsuelo.

Por accidentes laborales en España por cada 20 personas mueren 19 hombres y 1 mujer.

Historia de un ser que hace varias cosas a la vez. ¡La mujer!

La historia de la vida de las mujeres tan poco fue color de rosa, abría muchos sacrificios que contar, seria para otro artículo y se titularía “A la mujer lo que es de la mujer”.

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