Los egos matan a Podemos
El 18 de enero de 2017 publicábamos en este misma sección de LA NUEVA ESPAÑA una carta bajo el título "El ego puede terminar con Podemos". No es que nos consideremos unos linces en análisis políticos, ni siquiera unos humildes futurólogos en esta materia; pero miren ustedes por donde, en esta ocasión parece que hemos dado de lleno en la diana de lo que hace dos años predecíamos. Nos referimos a la fractura que en estos momentos vive el partido de Pablo Iglesias, como consecuencia de la rebeldía de su ya excompañero Iñigo Errejon, quien ha decidido, sin previo aviso a sus compañeros de partido, buscar un futuro político mejor en los brazos de Manuela Carmena y su coalición "Más Madrid".
En uno de los apartados de aquella carta que hoy cobra plena actualidad, señalábamos que "Para saber lo que esta pasando en el seno del partido que tantas ilusiones y expectativas había despertado en la sociedad española, convendría echar mano del Diccionario de La Real Academia de la Lengua Española y buscar el significado de la palabra ego: "inmodestia, engreimiento, presunción, aires de arrogancia, altivez, soberbia". Y este parece ser el grave virus que afecta a algunos de los chicos de Podemos, incluidos, claro está, sus dos caras mas visibles ante la opinión pública: Pablo Iglesias e Iñigo Errejon. Los dos quieren ser lideres; no de sus ideas, esas parece que son coincidentes; si no de como sacar mas rentabilidad en las urnas de esas ideas, de ese proyecto de país que quieren; pero para ello ambos no se ponen de acuerdo: Iñigo quiere ser mas dialogante, mas moderado, mas comedido; quiere renovar y depurar el actual sistema. Por su parte, Pablo Iglesias quiere recuperar el espíritu radical y de rebeldía de sus inicios; quiere cambiar el sistema desde sus cimientos, no le sirve el actual, quiere seguir apostando por aquello con lo que cosechó cinco millones de votos de los españoles. Una misma idea política, pero con diferentes planteamientos de como llegar al poder".
Mas adelante, en la misma linea de reflexión sobre los dos pesos pesados de Podemos, opinábamos: "Pablo Iglesias e Iñigo Errejón tienen una gran guerra interna por sus egos personales, una guerra que, desgraciadamente, está salpicando a tantos y tantos españoles que habían confiado en ellos. Miles de ciudadanos que se preguntan estos días ¿dónde están aquellos valores, aquellos que defendisteis a capa y espada, aquellos que os mantenían en la unidad, aquellos que miles de ciudadanos vimos como la gran alternativa? ¿Dónde quedan ahora la casta y los liderazgos?
Para quienes nos habíamos ilusionado con los chicos de Pablo Iglesias es una bofetada en toda la cara el contemplar como estas jóvenes promesas de la política nacional han terminado por corromperse. Como han dejado de ser lo que habían prometido, como comienzan a despuntar con lo que siempre habían criticado. A los ciudadanos ya no nos sirven las buenas palabras, no nos vale disfrazar lo que esta a la vista, lo sabéis mejor que nadie".
Y concluía aquella carta sobre las disputas internas de Podemos, con el siguiente comentario de autocrítica: "los españoles somos por naturaleza sectarios y dogmáticos, nos creemos enseguida el ombligo del mundo, y vosotros no podíais ser una excepción; era demasiado bonito, demasiado irreal todo lo que nos vendisteis. A tras han quedado vuestras promesas, vuestras ideas de trasformar la sociedad, de hacer justicia con los mas desfavorecidos; ahora ya no toca hablar de esas cosas, ahora toca disputarse los cargos, repartirse el poder, acumular puestos importantes. Os habéis olvidado que si algo sois, si algún poder tenéis hoy en este país, se lo debéis a los cinco millones de españoles que confiaron en vosotros, que como niños ingenuos, pensaron que las promesas y los sueños podrían convertirse en realidad".
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