Bolonia y la formación dual: ¿por qué siguen las dudas?
Llevamos 35 años mareando la formación, veinte (desde que salió el plan de Bolonia) diciendo términos sin utilizar sus conceptos, y diez (desde que salió oficialmente el EQF) pensando que Europa está equivocada. Todo porque no se quieren aceptar conceptos fundamentales que conducirían a la flexibilidad formativa y contribuirían a sacarnos de esta estática actividad endogámica que nos mantiene en la decadencia, y sin remedio.
Dejen al mundo académico de los grados hacer lo que crea conveniente; porque todo grado es inicial: sea ciclo corto o primer ciclo. Luego, como su ordinal indica, el segundo ciclo es un posgrado o máster, y el tercer ciclo, la excelencia o posmáster. Por tanto, fijen bien el concepto, todo posgrado es un máster como ocupación, y los habrá de nivel 5, de nivel 6, de nivel 7 (el genuino máster de segundo ciclo para una ocupación superior) y el de nivel 8, que ya es el tercer ciclo. Pues bien, todos los posgrados de cualquier nivel son, y deben ser, conceptualmente formación permanente de carácter ocupacional para el empleo o actividad dentro de una empresa, y, por tanto, formación dual.
Si pretenden dobles grados, les digo que no sigan pensando en ello, sino en múltiples posgrados que completen a los grados ya existentes. Pondré dos ejemplos: primero, supongan un grado en Musicología y un grado de Sociología compartiendo juntos un máster universitario en Género y Diversidad; segundo, imaginen un grado en Ingeniería Electrónica Industrial y Automática junto a un grado en Ingeniería Mecánica y un grado en Ingeniería Eléctrica compartiendo un posgrado universitario de Proyecto y Construcción de Sistemas Oleohidráulicos. De tal forma que varios posgrados específicos de una materia o tecnología darían lugar a un “macromáster”. No sólo lo concibo, sino que incluso me parece ideal para un desarrollo que evite nuestra decadencia.
¿Cómo organizar tal formación dual flexible y de posgrados? Por cuatrimestres. Al ser la formación dual por cuatrimestres, los alumnos, las entidades formativas y las empresariales se organizarían mejor para planificar de forma flexible. De tal forma que un alumno podría optar por puestos similares en distintas empresas en distintos cuatrimestres. Incluso los alumnos de un curso académico de grado podrían incorporarse a una empresa en el tercer cuatrimestre.
Hay muchas formas de organizar esto por cuatrimestres y posgrados tecnológicos o de materia. Incluso utilizando distintos bloques horarios durante la semana para aprovechar laboratorios o aulas desocupadas. También sería preciso establecer un algoritmo transparente para valorar las actividades formativas en ECTS, incluyendo las realizadas en las entidades empresariales colaboradoras de la formación dual.
Carlos Muñiz Cueto, instructor jubilado de la Formación para el Empleo, Gijón
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