Citas a consultas en el HUCA, sin mejoría aparente
Ya es harto sabido, y creo que todo paciente lo tiene asumido, que cuando se acude a una cita de consultas externas en el HUCA, la espera sobre la hora prevista para ser atendido puede dilatarse de forma considerable. Es bastante socorrido el recurso de alegar que cada paciente necesita un tiempo que difícilmente puede ser previsto de antemano y, basándose exclusivamente en ese principio, no mover ni un sólo dedo para tratar de mejorar esta engorrosa situación. Pues bien, haciendo una aserción sobre esto, lo que no puede es utilizarse como manido argumento para que el sufrido paciente permanezca en la sala de espera, por tiempo indefinido, atento a una pantalla hasta que aparezca su ansiado turno, y, además, cuando su paciencia haya llegado a una situación límite, se le cercene el elemental derecho a pedir una explicación, tratándole, en algunos casos, por los mismos profesionales que deberían de asistirle, con total falta de consideración y respeto.
Si admitimos como asumible, siendo muy generosos, que las esperas hasta una hora pueden ser consideradas como causa y razón de lo anteriormente expuesto, todo lo que supere a este tiempo deberá considerarse, de forma inexcusable, como un fallo en la gestión de las citas y, por tanto, sin ánimo de anatemizar a nadie, un clamoroso fallo en el sistema.
El tiempo que llevan en funcionamiento estas instalaciones necesariamente debería de haber proporcionado datos estadísticos suficientes para analizar todos los servicios que se prestan y, como resultado, acometer las acciones pertinentes para mejorar su calidad. Si, como deberíamos suponer, existen medios técnicos suficientes, lo que falla es la sensibilización sobre el problema y, por ende, la voluntad de resolverlo.
La puesta en marcha del nuevo complejo sanitario del HUCA, en los antiguos terrenos de La Cadellada, en Oviedo, con un alto nivel de informatización, había levantado muchas expectativas de que se superasen los viejos problemas de las antiguas instalaciones sanitarias; pero, a la vista de los acontecimientos, en una gran parte de las consultas, no en todas afortunadamente, nos encontramos con una auténtica situación de apocatástasis.
Según el sabio refranero español "Para este viaje no hacían falta alforjas", y, sobre todo, con el astronómico coste que estas han supuesto para las arcas de la Administración, aquella que se nutre de los numerosos impuestos que se nos impone a todos los ciudadanos.
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