El ciudadano, rehén y pagano

Las leyes justas y el cumplimiento de las mismas son garantes de la libertad de los ciudadanos. Traigo esto a colación porque el recurrente incumplimiento de aquéllas supone un daño colectivo que los gobiernos no deben permitir en ningún caso.

Ahora mismo en las grandes ciudades está en plena virulencia, como primero estuvieron los estibadores de puertos, y antes, los controladores aéreos, el conflicto de los taxis/ VTCs. Los ciudadanos, pobres mortales ordinarios, siempre rehenes y paganos.

Dicho esto, es exigible que el taxi y las VTC trabajen en unas mismas condiciones fiscales y sociales, que se ajusten a la ley, y a su cumplimiento. Creo que hay que obligar a todos a jugar con las mismas reglas, y si ésta es la posición de los taxistas, estoy de acuerdo con ellos. No con el chantaje o la violencia, que al final recae sobre los ciudadanos, inmersos en otros problemas similares, o más graves, incluso.

Me pregunto si ante este maremágnum de ofertas, peticiones, chantajes e incumplimientos, donde los taxistas exigen que se cumpla la ley, las VTCs ídem y los ciudadanos ídem de ídem... ¿Quién no cumple, si todos quieren cumplir?

En este conflicto, como en el misterio de la Santísima Trinidad, hay tres partes distintas: Gobierno, taxis y VTCs; y un pagador verdadero: el ciudadano.

Digamos, por si alguien no lo recuerda, que el control, ordenación y regulación administrativa de los medios de transporte, es competencia directa del Ministerio de Fomento, que jurídicamente tiene las manos atadas, ya que las bandas de buitres multimillonarios y rentistas, masas parasitarias irredentas, prestas al saqueo impenitente, cuando Zapatero, en el 2009, exigido por Bruselas, liberalizó el sector hasta el 2015, aprovecharon para pedir miles de VTCs, que ahora el Supremo está otorgando porque son, por definición, legales.

Unas pocas personas (no más de veinte) han acaparado casi 10.000 licencias a precios irrisorios, para revender luego por miles de euros, desde los 5.000 euros de Asturias o Galicia, pasando por los 60.000 de Barcelona, para llegar hasta los 200.000 de Ibiza. Da que pensar que incluso Jose Antonio Parrondo, durante años presidente de la principal asociación de taxistas, haya conseguido controlar casi 4.000 VTCs ("El Confidencial").

El Gobierno sabe, y lo sabía ya en julio, que legalmente, no puede alcanzar la ratio 1/30 que exigen los taxistas (ahora está en 1/6), a no ser que se decida a expropiar licencias, que habría que pagar con el dinero de todos. Una millonada.

El ministro Ábalos, pariente lejano de Pilatos, se lavó las manos, después de que se aprobara el Decreto Ley que el propio Ábalos llevó al Parlamento, derivando el conflicto a las CCAA, y por extensión, a los Ayuntamientos de toda España. Es decir, teníamos un conflicto en julio, y seis meses más tarde tenemos 17 conflictos, extensibles a 8.800 conflictos.

En función de dónde sople el viento, pleitos y recursos de unos y otros, están garantizados, mientras el ciudadano y los propios asalariados del gremio, rehenes intemporales y vitalicios de todos estos colectivos monopolistas y usureros, pagamos el pato. Otra millonada.

¿No están los taxistas a las puertas de un "suicidio epifánico de Waco", protagonizado esta vez, por los "davidianos" de Peseto Loco o Tito Álvarez?

¿No se plantean los taxistas, que los ciudadanos tenemos alternativas... y memoria?

¿Alguien se imagina al pequeño comercio, víctima de la competencia salvaje que le hacen los grandes almacenes, los hipermercados, y los nuevos modelos de negocio como eBay o AliBaba, montando barricadas?

¿Algún hostelero, obligado en su día, a habilitar espacios para no fumadores, ha recuperado la inversión?

¿Deben los transportistas de paquetería decidir entre hacerse el harakiri o paralizar el país porque Amazon ya está haciendo repartos (con entrega efectiva) a un euro?

La revolución digital es un hecho imparable, amigos. El mercado, las nuevas tecnologías, aprietan y obligan. En muy pocos años el vehículo sin conductor también será una realidad en nuestro país. Si tuviéramos que apostar hoy, por quién va a ser cabeza de cartel, Ud. por quién se decanta ¿Uber y Cabify... o el taxi?

El taxi se muere, pero hay otras alternativas. Sin ir más lejos, otros aviesos oportunistas que navegan contra viento y marea en cualquier tipo de aguas, aunque sean fecales, toman posiciones para otro pelotazo que viene: la legalización de la marihuana. ¿Algún ex juez o político? Atentos.