¿Por una España unida? ¡Venga ya!
Ayer después de oír al insolente Casado, estoy seguro de que asistí al espectáculo más vergonzoso de la derecha en la historia de la democracia en España.
Si esta democracia devaluada puede permitirse un discurso irreverente, grosero, e insultante, sin precedentes ¿pretende alguien que la ciudadanía se comporte con educación, respeto y tolerancia? Es decir, si ese mentecato, aupado a la dirección de un partido como representante de una formación política, se cree en el derecho de salir a insultar a un rival ideológico porque sí, yo me pregunto: ¿Cuál es el siguiente paso? ¿Levantarse en armas? ¿Sacar al ejército a la calle? ¿Reformar la Constitución para aplicar un 155 permanente? Estoy seguro que en esos cerebros de la derecha, la respuesta a todas estas preguntas pasa por una afirmación rotunda, porque en su credo, la intolerancia no es un defecto, si no una impronta heredada de una grande libre, pero señores, háganse un favor y echen un vistazo al calendario, ¡Efectivamente! ¡Estamos en el año 2019! y no podemos permitir que un discurso trasnochado, agresivo en exceso, insultante, enarbole siempre una bandera con la única excusa del odio.
¿Se proclaman ustedes como los mayores patriotas, y la única muestra es sacar una bandera y sostenerla con el único argumento de la descalificación, la intolerancia y el insulto?, si es así explíquenme por qué motivo debo considerarles a ustedes mejores que quienes queman la bandera. Ambos vuelcan su odio empleándola por igual, unos quemándola y otros blandiéndola cual arma blanca. Cuando en teoría debería ser símbolo de tolerancia, convivencia y respeto, unos vuelcan su odio sobre ella, y otros la prostituyen empleándola como arma contra quienes disienten de su discurso.
Ayer oímos a Pablo Casado decir que había tenido lugar "lo más grave que ha vivido la democracia española desde el 23-F", calificando a Sánchez de "un presidente que comete delitos de narcotráfico", "el mayor felón de la historia democrática de España" rematando esa diarrea orgiástica de consignas reafirmándose en que "no son descalificaciones, son descripciones". Ante tales aseveraciones sólo le diré que hablar con la boca llena es feo y con la cabeza vacía, peor, y le agradecería que montara en cólera y les dijera a todos sus simpatizantes porqué entre los años 2011 y 2015, Javier Maroto (actualmente vicesecretario nacional de política social y sectorial del PP) no fue calificado en los mismos términos cuando selló pactos durante su etapa como alcalde de Vitoria con EH BILDU. O cuando años atrás, su mentor Aznar, quien eufemísticamente calificó a ETA de "Movimiento vasco de liberación", autorizó conversaciones con la banda terrorista en Zurich. El mismo que en 1996 pactó con CIU y PNV para gobernar. Posteriormente fue Rajoy quien sacó sus presupuestos adelante con apoyo de C.Canaria y PNV, a pesar de que estos últimos había sellado en el parlamento vasco un acuerdo con BILDU por el derecho a decidir.
Todo esto me lleva a concluir que dialogar o pactar con nacionalistas es legítimo dependiendo de quien negocia, porque mientras la derecha pactó, nunca oí a ningún político de la izquierda perder la dignidad como a Pablo Casado.
Ahora monte su "manifa". Ya le he oído que facilitará transporte a todo aquel que quiera ir, lo que me recuerda la facilidad con la que siempre movieron siempre dinero negro y gente "Paquí Pallá S.L.".
Lo dijo Moliere: "Uno debería examinarse a sí mismo un largo tiempo antes de pensar en condenar a otros", también Marcel Ayme: "Algunas personas son tan falsas que ya no son conscientes de que piensan justamente lo contrario de lo que dicen", y Muhammad Saqib: "La gente usa una máscara de mentira para lucir atractivos, ten cuidado". Irreverente señor Casado, cualquiera de estas frases le viene como anillo al dedo, y como diría Julio Iglesias: "lo sabes" aunque sigas presumiendo de ignorante.
P.D.: espero que atendiendo a mi derecho a la libertad de expresión, se me permita calificar al Sr. Casado sin censura alguna, empleando términos similares a los empleados por éste para hablar de Sánchez.
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