Amor, 14 de febrero de 2019
Palabra mágica que nos hace, al menos intentar, poco a poco ser mejores. Parece sólo sentimiento, pero es mucho más. Es poner el corazón en nuestra cabeza y querer a los demás porque "queremos" quererlos. Es algo así como un acto de nuestra voluntad, que es la capacidad humana para decidir con libertad lo que se desea y lo que no; y nosotros "queremos" amar.
El párrafo anterior parece un sinsentido, aunque realmente no lo es. El que ama expone su corazón –y lo da porque quiere–, sólo se plantea el "sí", quiero querer a los demás. Y lo que es muy curioso es que los quiere porque sí, sin esperar nada de vuelta. Yo siempre he creído que es más feliz el que da amor que el que lo recibe, aunque éste más tarde también aprende a obsequiar a los otros con amor.
Otro punto que me gustaría tocar es que amar a los otros con alegría nos devuelve más amor, simplemente porque se da sin esperar nada y eso trae como consecuencia un mayor agradecimiento, si cabe, por recibir algo que no se espera. Aquí mi pensamiento se va hacia esas madres que siempre aman por el arte de amar. Nunca esperan ni regalos, ni bombones, ni joyas, dan todo lo que tienen, simplemente porque sí. Guardan todos sus pensamientos y los tienen cerrados bajo llave en ese corazón enorme en el que caben todos.
Para amar de verdad hay que ser pacientes, hay que saber esperar el momento adecuado para ello, que es siempre. El amor nos inspira, nos hace humanos y, muchas veces, nos hace sufrir. Todos lo hemos "tocado" alguna vez, pero no es una regla matemática y no se puede explicar. El amor nos elige siempre, aunque a veces no sólo nos causa alegría, pasión y felicidad, sino también decepción y desdicha. Incluso así, merece la pena amar.
Se me ocurre pensar en diferentes tipos de amor, que intentaré acompañar de algunas citas que me los recuerdan:
1. Amor de madre:
Cita de Emile Faguet, La-Roche-sur-Yon, ensayista y crítico literario francés, de su obra "¿Te has hecho daño, hijo mío?" Resumen: Su hijo está casado con una mujer para la que la felicidad sería total si su marido matase a su madre, suegra de la mujer, y éste cumple los deseos de su amada.
"Caído en tierra oyó entonces él una voz que saliendo del corazón materno le preguntaba, llena de desvelo y cariño: “¿Te has hecho daño, hijo mío?".
2. Amor a todos:
Cita de Máximo Gorki, "La Madre":
"Todos amamos lo que sentimos próximo, ¡pero para un gran corazón también lo lejano está cerca!".
Cita de Paramahansa Yogananda, yogui y gurú hinduista, precursor del yoga y la meditación en Occidente.
"Que en tu corazón sólo exista amor hacia los demás. Cuanto más consigas ver en ellos la bondad, más la bondad se manifestará en ti".
3. Amor a Dios, al Universo...
Cita de Paramahansa Yogananda otra vez:
"Amo a todos los hombres, maestro", dijo cierto discípulo.
"Deberías amar solamente a Dios", le respondió Paramahansaji.
Pocas semanas después el discípulo se encontró nuevamente con su gurú, quien le pregunto:
"¿Amas a los demás?".
"Yo reservo mi amor sólo para Dios", respondió el discípulo.
"Deberías amar a todos con ese mismo amor", dijo el maestro.
Por supuesto que hay más tipos de amor, aunque este último al que voy a referirme lo escribiría con letras minúsculas. Voy a intentar definirlo, aunque lo veo bastante complicado de explicar.
4. Lo catalogaré como amor tramposo y que engaña. Puede ser tramposo por parte del que (no) lo da y por parte del que (no) lo recibe. Supongo que acontece cuando la comunicación es (práctica o totalmente) inexistente, tanto por una u otra parte como por ambas a la vez. Se refugian no en el otro, sino en la tablet, el ordenador, el trabajo, es decir, en el mundo virtual, alejado de la realidad del día a día. En definitiva, en aquello que no les arañe o no les salpique de sentimientos encontrados.
Voy a terminar estos pensamientos, pues eso son, y nada más, con unas palabras de una de mis amigas que de vez en cuando me comenta algo así, y que yo voy a entrecomillar: "Yo quiero que la vida me arañe, me zumbe y me despierte". Y yo voy a añadir lo siguiente: "Quiero vivir alerta y siempre darme cuenta de que estoy viviendo".
Muchas gracias a todos ustedes, los que han llegado hasta el final de este escrito, por haber invertido su precioso tiempo en la lectura de estas líneas, y también a todos aquellos que no han podido terminar su lectura. ¡Hala, con Dios, que es hora de irse!
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