Decepción
El sábado pasado, como muchos cientos de asturianos, asistí a la concentración celebrada en la plaza de España de Oviedo en la que se reivindicaba la unidad de España, la defensa de la Constitución y el cese de concesiones al independentismo catalán. Para ello se exigía al Gobierno de Pedro Sánchez unas elecciones generales cuya convocatoria ya se ha dilatado marrulleramente demasiado en el tiempo, y más teniendo en cuenta las impostadas y engañosas declaraciones del presidente cuando tomó posesión de un cargo llovido de los infiernos de izquierdas extremistas e independentistas.
Este acto, que debería haber sido multitudinario, perfectamente organizado por los partidos convocantes -Foro y PPA- y protagonizado por los ciudadanos que reivindicábamos los objetivos de la concentración -sin el menor atisbo de exaltación de los partidos convocantes-, dejó -bajo mi punto de vista- mucho que desear.
El que en una situación como la que se está viviendo en España -cuya existencia misma como nación está en peligro inminente- se concentren apenas mil personas en la heroica Oviedo para defender lo que nos pertenece como españoles dice muy poco a favor de los ciudadanos de esta región. Porque es muy difícil creer que sólo los que estábamos allí defendemos la dignidad como españoles. Pero, ya se sabe, nos resulta más cómodo quejarnos en sidrerías, comunidades de vecinos y grupos de amiguetes. Oviedo sigue durmiendo la siesta, a no ser que se trate de un partido de fútbol.
El acto comenzó con media hora de retraso, quizás el tiempo necesario para hacer visible a los ciudadanos el buen rollito que ahora existe -por el bien de ambos partidos- entre Foro y PPA. Efusivo intercambio de besos, abrazos y palmadas entre los dirigentes regionales de dichos partidos, antes de encabezar la pancarta de la concentración. Megafonía claramente deficiente, que no permitió el seguimiento del acto a los ciudadanos que estaban al otro extremo de la plaza. En el manifiesto, redactado por los partidos convocantes, se resaltó la discriminación y desigualdad de Asturias con respecto a Cataluña -de lo más ovacionado- que aunque si bien es cierto y recurrente por los sucesivos gobiernos de la nación, incluidos los del PP, no es lo peor de las concesiones de este Gobierno a los independentistas, a no ser que se pretenda también los mismos derechos, incluidos los lingüísticos y el de autogobierno. Al final de la lectura del manifiesto el vacío y el deslabazadamiento quedaron reflejados en todos los presentes, hasta el punto de que un pequeño grupo se decidió a cantar anodinamente el "Asturias, patria querida". Al finalizar el mismo surgieron voces reclamando el himno nacional, que después de unos minutos pudo escucharse mal y fragmentariamente, quizá desde un teléfono móvil. Bochornoso.
A pesar de todo, esto no fue lo peor. Porque la anunciada renuncia de protagonismo de los partidos convocantes brilló por su ausencia. Y lo hizo hasta el punto de anular y borrar la presencia de Vox, que se había sumado a la concentración. Ante la protesta de este partido, la voz déspota del vicepresidente de Foro no podía fallar: "la pancarta la portan los que la pagan". Sr Álvarez-Cascos, ¿quiénes han pagado esa pancarta? ¿Hemos sido todos los ciudadanos? Porque si es así, ninguno de ustedes, Foro y PPA, tenía que haber portado la pancarta. ¿Esto es, según usted, una concentración sin siglas ni pancartas partidistas?
Mal vamos por este camino. Porque mientras siga primando el protagonismo de ciertos dirigentes de partidos políticos -despreciando a aquellos partidos, como Vox, que serán clave para sacar a España de esta maldita situación en la que se encuentra- y sigan creyéndose, como en este caso, que la unión Foro-PPA será suficiente para cambiar Asturias, el fracaso de la derecha, como ya ocurrió anteriormente, esta garantizado.
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