¿No es no?... Depende
Desde que Pedro Sánchez sentenció que no era no y punto, la frase, además de hacerse viral, se utiliza como una afirmación inapelable. No es no, y todo queda claro, nada más hay que añadir (pues: depende -digo yo- como trataré de demostrar).
A los animales irracionales se los domestica y somete con frases secas y cortas, a la vez que contundentes, que solo pretenden la obediencia del animal, que obviamente no necesita de más explicaciones, y sin que tenga que mediar el raciocinio. Así, “so”, “arre”, “no” o “sí” son algunas de las formas con las que se ordena a los cuadrúpedos y similares que hagan esto o aquello.
Ahora bien, para aquellos que estando convencidos de que no descendemos del mono y que no queremos que se nos trate como a seres irracionales, no será no si quien lo quiere afirmar de esa manera fundamentalista nos explica el por qué ese no tiene que ser no y no sí. ¿O es que algo será sí o no porque lo diga fulanito o menganito? ¡Pues no! El trato entre los seres humanos, o sea, las personas, es en base a la comprensión de las cosas, y la denominación de las mismas, junto a las palabras que las definen. Bien sean órdenes, afirmaciones, negaciones, etc. Una negación o una afirmación tiene que hacerse en base a algo que no pueda ser lo uno ni su contrario a la vez. Por ejemplo: si afirmo que es de noche no puede ser de día a la vez. Por el contrario, si expreso que algo no me gusta, debería exponer las razones por las cuales afirmo con una negación. De no ser así es solo una opinión subjetiva y no es necesariamente la de los demás. De lo que se desprende que no parece de recibo que en un hipotético diálogo se diga no me gusta y punto, pues parece lo más lógico que se haga mención a los motivos.
En resumen, para que alguien mínimamente racional pueda admitir afirmaciones o negaciones lapidarias, y aquellas otras de “porque lo digo yo...”, tiene que explicar quien eso afirme el por qué no es no y no sí. Por tanto, esta forma de expresión solo es válida con las bestias, pero para nada lo es para las personas, que sabemos cuándo afirmamos o cuándo negamos, y por qué decimos sí o por qué decimos no. Si alguien no llega a ese nivel de conocimiento, pues que siga con el “no es no”, mientras que a un servidor no se dirijan... allá cada cual con la aceptación de los “ayatolas” de este nuevo léxico que muchos repiten como papagayos.
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