Perros y niños
Leo con alborozo la noticia cumbre en Asturias de las últimas semanas: según las últimas estadísticas del Registro de Animales del Principado (Riapa) y del INE "en Asturias ya hay más perros (163.627) que niños y jóvenes menores de 20 años (150.674)".
Por fin hemos llegado al punto de no retorno.
Imaginemos por un momento las consecuencias que esta situación podría generar en el Principado de Asturias: el Parlamento asturiano estaría presidido por un galgo, español o italiano, por si hay que salir por piernas; el portavoz del Parlamento podría ser un fox terrier de pelo duro, para aguantar las ruedas de prensa incisivas; el consejero de Economía podría ser un dálmata, para camuflarse en caso necesario.
Otros escenarios a contemplar podrían ser el de un pastor alemán o australiano al frente de las aulas de adolescentes para poner orden con el tema móviles; en los hospitales nos podría atender un sabueso alemán, para dar con el diagnóstico a la primera, y en caso de necesitar operar qué mejor que un rottweiler, con la agresividad que se necesita para entrar a quirófano sin miedo a nada; también tendríamos cubierto el ramo de hostelería, con los perros San Bernardo y su bidón de ron para los chupitos de la sobremesa, ahora que parece que falta mano de obra en la hostelería.
Y qué me dicen si mandamos siete perros (un bóxer, un bulldog, un bull terrier, un chihuahua para disimular, etcétera) en vez de siete parlamentarios, que no pintan nada, al Parlamento nacional en representación del Principado.
También sería útil, ahora que las plantillas de Policía Municipal se están quedando sin efectivos, colocar en su lugar una partida de dóbermans y otra de dogos canarios para mantener el orden público. Daríamos el golpe sin lugar a dudas, y dado el buen rollito que genera todo lo relacionado con los canes, nos granjearía adeptos en todas las comunidades.
En fin, como vemos, el futuro no puede ser más halagüeño y tranquilizador para nuestra región, gracias a la política económica y natalista llevada a cabo en la región desde el año 78 hasta nuestros días.
Lo único dudoso de este tema es que los canes no sé si cotizarían a la Seguridad Social como autónomos o por cuenta ajena.
Las pensiones, no obstante, están garantizadas y los jóvenes, al exilio.
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