Kalòs kai agathòs
"Abenámar, Abenábar, moro de la morería, el día que tú naciste grandes señales había". Forma parte del género hagiográfico adornar el nacimiento del santo con signos precursores de lo que se avecina. "Manual de resistencia" ha sido clasificado por algunos medios como "autohagiográfico". Sobra lo de "auto" porque el librito o libelo es criatura que podemos llamar de "vientre de alquiler". Pues aun en el supuesto de que lo haya concebido Sánchez, gestar lo gestó Irene Lozano, que es su autora global.
Cuando Sánchez atribuye el torpe aliño indumentario del apresurado mamotreto a "la aceleración de los tiempos", no está aludiendo al cambio climático sino a la mencionada Irene Lozano, viva encarnación del Principio de Indeterminación. De Irene, imposible determinar con precisión en qué posición se encuentra y con qué velocidad va a cambiar. Por lo demás, el carácter hagiográfico del engendro es incuestionable: San Pedro Sánchez, además de guapo, es bueno: padre y esposo amantísimo, "ejemplo para el común de los españoles", "salvador de vidas" (seiscientas y pico de una tacada, las del “Aquarius”, nada más empezar).
Como no podía ser de otra manera, el primero en percatarse de los poderes preternaturales del personaje fue el Rey: Pedro, fontanero providencial del Reino, venía a desatascar España o a impedir que España se atascase. Hasta la Reina Letizia acudió presurosa al presentir que el portento se había aparecido en carne mortal en el salón de audiencias de la Zarzuela.
Algunos hagiógrafos incluyen en los signos precursores de prodigios que el bebé que va para santo "no mamaba los viernes". Esta sociedad, de la que dice Sánchez que "ya no es", no recuerda que en la tradición cristiana el viernes era día de penitencia cuya expresión emblemática consistía en abstenerse de comer carne ("guardar vigilia", decíamos aquí). El futuro santo, a falta de carne, se abstenía de mamar. No debió de ser el caso de S. Pedro Sánchez que, a juzgar por lo macizo que salió, debió de mamar asiduamente los siete días de la semana.
Y, desde luego, apenas adulto entró en política con la inquebrantable determinación de mamar a diario todos los días de su vida. Como Rómulo y Remo de la loba capitolina. "Grandes señales había; estaba la mar en calma, la luna estaba crecida". Eso de noche, porque de día... "Despuntaba un día soleado, que se preveía agradable desde el punto de vista meteorológico, con temperaturas primaverales en Madrid". "Spunta il sole e canta il gallo / Mussolini monta a cavallo".
"Grandes señales había / moro que en tal signo nace no debe decir mentiras". O sea, "Manual de resistencia", donde hasta la autoría es falsa. Como la de la famosa pseudotesis fallida. El Romancero habla de "una sociedad que ya no es". San Pedro dixit.
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