La palabra maldita
En todos los diccionarios del mundo de todos los idiomas que existen siempre hay palabras malditas para nuestros oídos, palabras que al sentirlas nos hacen estremecer, temblar e incluso llorar; nuestras mentes empiezan a trabajar de una forma desmesurada, preguntándonos cómo, dónde y por qué. En nuestro hermoso diccionario del español, esta palabra existe también como el nombre de un símbolo del horóscopo que conocemos en España.
La primera vez que esta palabra se acercó a mí fue hace unos 50 años, o poco más, no sabía bien a ciencia cierta su significado, porque con 6 o 7 años no me paraba aún a pensar en esas cosas; lo que sí sé es que en aquel momento mi abuelo Eladio dejaba de existir. El tiempo fue pasando, pero diez años más tarde, cuando mi ilusión era estudiar y disfrutar de la juventud, puesto que con 15 o 16 años era todo lo que mi mente podía asimilar, esta maldita palabra llama a la puerta de mi propia casa preguntando esta vez por mi padre y dejándome sin él tres años después; maldita, maldita palabra. La vida se derrumba a tus pies dejándome sin el apoyo y el amor de mi padre. La vida ha seguido su curso, han pasado los años y esta palabra se ha acercado a mi familia en varias ocasiones, mala suerte para nosotros, pero seguimos hacia adelante. Hoy esta maldita palabra llama a la puerta en el bellísimo pueblo de Salas, en casa una vez más de mi familia, pero esta vez él sólo cuenta con 14 años y se llama Mateo, y sólo con conocerlo mirándole a los ojos sabemos que todo en él es cariño y corazón.
Maldita, maldita palabra llamada cáncer, lo que tú no sabes es que, gracias al esfuerzo, al cariño y a la atención de todos los pediatras de la planta de Oncología y el esfuerzo de todo su equipo, y con el cariño y el amor que todos los que estamos a su alrededor, toda la familia Valdés, y las gentes que están alrededor de Mateo, esta vez, maldita palabra, no te saldrás con la tuya.
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