Amigos que se van
Nadie nos enseña la mejor manera de afrontar las pérdidas de seres queridos, entre ellas están los amigos de infancia. Todos estamos disponibles a viajar, ir de fiesta y comilonas, pero cuando se trata de visitar amigos en el hospital o una simple llamada para preguntarle y darle ánimos, siempre encontramos disculpas.
Cuando se es joven, los que se mueren como norma general son los abuelos y papás de nuestros amigos, pero según va corriendo el tiempo (alarmantemente rápido) los que se van son los de nuestra edad. Decimos 'jóvenes' para lo que interpretamos que debiera ser la edad apropiada para dejar este mundo. Ya no digo nada si avanzamos un poco más, los entierros y pésames se hacen depresivos todos. Te dolía la muerte de sus padres, pero la asumías cómo ley de vida, pero, que se mueran de tu edad o menores, ya es otro cantar. Simplemente te dice tal circunstancia, que debemos estar preparados para asumir nuestro propio fin. Eso sí, sin miedos, sin sentimientos que nos hagan caer en depresión y siempre pasar página enseguida, afrontar los días siguientes con las mismas ganas de comerse el mundo. El optimismo es salud, el pesimismo y los malos pensamientos trae enfermedades, preocupaciones y hace la vida muy difícil a quienes nos rodean.
"El novelista británico Julian Barnes reflexiona en su última obra sobre la muerte. La muerte es para Barnes la desaparición de una identidad a la que nos aferramos, pero que realmente no existe. El miedo a la muerte es en sí, por tanto, un sinsentido, un miedo a la nada" Es cierto que bajo su perspectiva de agnóstico. "El autor envidia, sin embargo, a los creyentes porque, mientras para ellos la muerte será una puerta de entrada, para el resto será sólo una puerta de salida"
"No creo en Dios, pero lo echo de menos". Con esta frase comienza el último libro del novelista británico. "La muerte le genera un gran desasosiego: teme la disminución de la energía, que la fuente se seque, que se desvanezca la luz. "Miro alrededor, a mis amistades, y puedo ver que la mayoría de éstas ya no son amistades sino, más bien, el recuerdo de la amistad que tuvimos". Cómo ven un temeroso empedernido de la muerte, de la suya, la que no es, pero que claro que le llegará ¿Cuántas muerte a lo largo del tiempo sufren y padecen estos temerosos de todo? Es un sin vivir. La vida es para valientes.
Para Barnes, la religión cristiana ha perdurado únicamente porque es "una bella mentira... Pero envidia a quienes creen, sintiéndose tan solo que, con una pequeña reflexión, merece la pena creer en Dios. La ciencia por ahora no es capaz de sacarnos de este laberinto mental cargado de misterios que a muchos atormenta en un silencio intimo que mete miedo en sí mismo para seguir sobreviviendo medio feliz cuando vayas cumpliendo más años de los que tus amigos no lograron alcanzar.
Por todo ello, los creyentes lo tienen o tenemos más fácil, me incluyo en unas creencias rechazando el espectáculo circense de nuestra Iglesia católica.
Decía Epicuro o Machado, lo mismo da: "La muerte es algo que no debemos temer porque, mientras somos, la muerte no es y cuando la muerte es, nosotros no somos."
Amigo Lasa, un abrazo. La próxima vez, en vez de encontrarnos despidiendo amigos, encontremos un motivo para encontrarnos por otros motivos, no esperar a despedirnos los unos a los otros cuando sea tarde. Los vivos merecen mejor atención.
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