A Constantino González
Allá por los años setenta, formaba parte de un cuarteto de técnicos muy profesionales, no solo cualificado por su formación de perito industrial, sino porque estaba habilitado para ejercer como jefe de turno en la Central Térmica del Narcea, y eso era un puesto que por su gran responsabilidad requería, sobre todo, que la jerarquía de la época confiase en él. Era uno del cuarteto.
Me refiero a Constantino González García, que hace un año fue arrancado de esta vida con 75 años.
Constantino dejó toda su vida profesional en el trabajo, con una capacidad de generar y liderar un equipo ejemplar. Capaz de actualizarse en la constante evolución tecnológica que le acompañó durante su vida laboral, fue testigo y protagonista en el control neumático, también del posterior desarrollo e implantación de la electrónica. Con la llegada de la informática, o la incipiente digitalización, la empresa confió en Constantino la puesta en marcha, aplicación y optimización de los procesos informáticos aplicados a la operación de la Central.
Tampoco fue ajeno a los procesos de mejora medioambiental de la Central que exigían los tiempos. En fin, su capacidad de aprendizaje, trabajo y compañerismo fue ejemplar en su vida profesional, social y familiar.
Alejado del trabajo al principio de esta década, por esos discutibles procesos de “jubilación anticipada”, no dejó de mantener una relación de amistad sincera con aquellos que no solo fueron sus colaboradores, sino también sus amigos.
Constantino siempre tuvo la capacidad de resumir el momento en una frase inteligente y oportuna, así ocurrió en la Feria de Arco, en Madrid, donde participaba su esposa (Puri) y casualmente le preguntaron por su punto de vista. Su respuesta fue corta, rotunda y sincera. Fue de “traca”. Salió en el telediario. Esta capacidad también le permitía ser hasta “campeón de dominó”.
Constantino falleció repentinamente hace un año. Desde aquí, querido Jefe y amigo, quiero mandarte este mensaje de recuerdo, gratitud y amistad.
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