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El viento de las ánimas

5 de Abril del 2010 - Eduardo Simón Pomarada (Oviedo)

Quiero referirme a la opinión pública de tod@ asturian@ a fin de exponerles una situación que, de no cambiar los aires, muy en breve habrá afectado a nuestra tierra en profundidad y a diferentes niveles. Una región que se presume de conservar todo lo natural y de estar fomentando nuevos sectores de interés económico y social como es el turismo y concretamente el rural. Ante este panorama, se vierte sobre tod@s nosotr@s la amenaza de la post-revolución industrial de color verde y travestida de ecológica, de los parques eólicos. Debido al reciente levantamiento de la moratoria eólica por parte de nuestra Administración, los operadores energéticos se lanzaron a presentar sus solicitudes para instalarse en nuestros montes y sierras. En este sentido, Asturias, si no se remedia pasará a ser pionera de producción eléctrica eólica en nuestro país siendo ya la cuarta comunidad donde más ha aumentado la potencia eólica. Esto resulta bastante chocante cuando compruebas que es una región sobre-productora de energía y que todas las directivas europeas recomiendan implantar estas instalaciones cercanas a su destino de consumo. Pero ¿cuál es entonces el secreto para que casi todos los nuevos proyectos se ubiquen en el occidente asturiano? La respuesta es muy sencilla, bajo nivel de población y ayuntamientos pobres. Este es un buen terreno de cultivo para perjudicar el cada vez menor paraíso natural que nos queda. En este sentido, más limitada será la actividad empresarial relacionada con el turismo cuando ya nadie quiera dormir junto a una instalación industrial. Sus efectos son muchos y poco considerados aún: contaminación acústica, impacto visual, contaminación electrostática, desmonte de terrenos para construir amplias pistas, afectación sobre el patrimonio, destrucción del hábitat de fauna y la flora, y un largo etcétera que la ambición política de algunos aún no ha logrado visualizar. Desde luego que cualquier Ayuntamiento que se precie debería informar y hacer una consulta pública para ver qué nivel de consenso social existe al respecto.

De esta sobreexplotación energética de nuestra tierra que se planea con numerosas plantas de ciclo combinado y regasificadoras y un centenar de parques eólicos nos derivan otros problemas con vecinos como León por la proyección de la línea eléctrica de Alta Tensión Sama-Velilla. Una intervención absolutamente innecesaria puesto que la exportación de energía a otras zonas debe ser evitada a fin de provocar menor impacto para nuestro medio y nuestra salud. Un ejemplo muy sencillo es el siguiente: Si produces leche en tu pueblo, no hay ninguna necesidad de recurrir al petróleo para traerla de otro pueblo. En este sentido, vamos a crear otros puntos de producción. No seamos tan estúpidos de perder nuestro potencial paisajístico y natural a cambio de ser exportador de una energía que beneficia solamente a unos pocos. Desde aquí mi solidaridad y apoyo para la plataforma que al respecto ya existe y está trabajando para preservar esos espacios de paisaje y paisanaje afectados por esta línea exportadora.

Por otra parte, la actitud ecologista en todas estas acciones quedaría en cuestión cuando consideramos que se pretende construir una incineradora pero no desarrollar un plan más ambicioso de reciclado para nuestra región. Un desarrollo que permitiría la verdadera creación de un número muy superior de puestos de trabajo y una acción muy positiva sobre el medio ambiente. ¿Dónde queda aquel viejo lema del piensa globalmente y actúa localmente? Cuando somos incapaces de darnos cuenta de que lo que Asturias necesita son puestos de trabajo y preservación de su medio natural como reclamo del potencial turístico.

Lo que es evidente es que sin las primas que en la factura de la luz pagamos tod@s, este sector no se desarrollaría. Ya que, obviamente, las empresas no trabajan por amor al medio ambiente sino porque éste negocio se ha convertido en algo muy jugoso para ciertos inversores que quieren crear industria a bajo costo. Como moneda a cambio se nos plantean escasos beneficios y poco interesantes a medio plazo: muy pocos puestos de trabajo (altamente cualificados) y recaudación para unos ayuntamientos que se presuponen hambrientos y dispuestos (IBI, IEA,.. y vaya usted a saber cuáles otros). Quizás sin haberse percatado en absoluto aún de la remodelación de sus espacios naturales que esto va a suponer, no nos olvidemos que los suelos se deben recalificar como de uso industrial. Además, no hará más que acarrear mayor despoblación puesto que estas instalaciones no van a necesitar de las nuevas generaciones de lugareños para nada y, al tiempo, castrarán cualquier intento de desarrollo de actividades relacionadas con el turismo, la caza, etc. Espero que a pocos haya logrado confundir el cheque eólico que se ha ofrecido en algún concejo como campaña propagandística (miserablemente remunerada en los Oscos) y como intervención de cambio de actitudes mediáticas ya que, ni siquiera las juntas vecinales de montes se podrán lucrar de la manera que algunos esperan.

Menos mal que siempre quedarán muchas personas que piensen en plazos superiores a cuatro años y en previsiones a medio y largo plazo. Desde aquí mi apoyo para que se organicen y, ante esta invasión desmesurada con 92 potenciales parques que se pretenden de aquí a pocos años, establezcan mecanismos de funcionamiento para paliar y adecentar un poco esta situación. Quiero alentar a organizaciones turísticas, ecologistas, vecinales, políticas, cotos de caza y un largo etcétera de anarquías individuales y coordinadas para que trabajen y observen las múltiples irregularidades que se nos ciernen encima. Una sola observación bastará para que me entiendan, el reciente Decreto 42/2008, lo único que ha venido a hacer es a facilitar los requisitos necesarios para instalar un parque eólico reduciendo las distancias a núcleos urbanos de 2000 m a 1000 m. Cualquier día, la Administración aprobará instalaciones industriales en las plazas de nuestros abandonados y maltrechos pueblos occidentales. Ahí, donde much@s de nosotr@s aún conservamos nuestros orígenes y recuerdos fundamentales. De ahí emigramos buscando una vida mejor y más moderna, y ahora la post-modernidad nos quiere depredar lo poco auténtico que aún nos queda en una región que deberíamos cuidar y preservar como un verdadero Paraíso Natural, orgullo de nuestros descendientes.

Plataforma para el Desarrollo Sostenible de Ibias

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