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El sueño de Dios

1 de Marzo del 2019 - RAFAEL GUTIÉRREZ AMARO (SEVILLA)

"La comunidad humana", es el título de la Carta del Papa Francisco al Presidente de la Pontificia Academia para la Vida, con ocasión del XXV aniversario de su institución, el 11 de febrero.

El Obispo de Roma expresa su deseo que la Pontificia Academia para la Vida sea un lugar lleno de valentía para la interacción y el diálogo al servicio del bien de todos.

El Papa parte de que la comunidad humana ha sido el sueño de Dios desde antes de la creación del mundo:

~ Y es necesario ser cada vez más conscientes de nuestro común origen en la creación y el amor de Dios.

Entre las criaturas humanas la iniciación familiar en la fraternidad puede ser considerada como un verdadero tesoro escondido. Un verdadero y auténtico tesoro escondido con vistas a la reorganización comunitaria de las políticas sociales y a los derechos humanos, tan necesarios hoy en día.

En nuestro tiempo, continúa el Papa, la Iglesia está llamada a relanzar vigorosamente el humanismo de la vida que surge de esta pasión de Dios por la criatura humana.

Y es precisamente la relación entre hombre y mujer el lugar por excelencia en el que toda la creación se convierte en interlocutora de Dios y testigo de su amor.

Francisco habla de la historia apasionada y fecunda que ha animado la actividad de la Pontificia Academia para la Vida desde su fundación, hace veinticinco años, siguiendo la recomendación del siervo de Dios y gran científico Jérôme Lejeune:

~ La ciencia y la técnica, puestas al servicio de la persona humana y de sus derechos fundamentales, contribuyen al bien integral del hombre y a la realización del proyecto divino de salvación.

Esta pasión por lo humano encuentra en este momento de la historia serias dificultades.

Es evidente la desconfianza recíproca entre los individuos y entre los pueblos. Desconfianza que se alimenta de una búsqueda desmesurada de los propios intereses y de una competencia exasperada, no exenta incluso de violencia:

~ Se está produciendo un verdadero cisma entre el individuo y la comunidad humana.

El estado de emergencia en el que se encuentra nuestra relación con la tierra y los pueblos es una alarma causada por la falta de atención a la unidad de la familia humana y a su futuro.

El Papa se pregunta: ¿Por qué cuando los recursos económicos y tecnológicos nos permitirían cuidar suficientemente de la casa común y de la familia humana son precisamente ellos los que provocan nuestras divisiones más agresivas y nuestras peores pesadillas?

~ La búsqueda ciega del disfrute material, produce la melancolía de una vida que no encuentra un destino a la altura de su naturaleza espiritual.

El pueblo cristiano, haciendo suyo el grito de sufrimiento de los pueblos, debe reaccionar ante los espíritus negativos que fomentan la división, la indiferencia y la hostilidad. Tiene que hacerlo no solo por sí mismo, sino por todos:

~ La rehabilitación de la criatura de Dios en la feliz esperanza de su destino tiene que llegar a ser la pasión dominante.

Abriendo la brecha de una nueva perspectiva ética universal. Francisco señala:

~ "Es urgente que los ancianos crean aún más en sus mejores "sueños" y que los jóvenes tengan "visiones" capaces de impulsarles a comprometerse con valentía en la historia".

No podemos, agrega el Papa, continuar por el camino del error que se ha seguido en tantas décadas de deconstrucción del humanismo:

~ "Todos los caminos de la Iglesia conducen al hombre"

Y dice el Papa:

~ "Nos sirven de consuelo los signos de la acción de Dios en el tiempo presente".

Entre ellos los indicados por San Juan Pablo II:

~ "Los gestos de acogida y defensa de la vida humana."

~ "La difusión de una sensibilidad contraria a la guerra y a la pena de muerte".

~ "El interés creciente por la calidad de la vida".

~ "La ecología y la difusión de la bioética".

Prueba de ello es la denuncia del aborto y la denuncia de la supresión de los enfermos. Dos males gravísimos que nos hunden en la anti-cultura de la muerte.

El umbral del respeto de la vida humana está siendo transgredido hoy en día de manera brutal.

No tengan miedo, continua el Papa, de elaborar argumentos y lenguajes que puedan ser utilizados en un diálogo intercultural e interreligioso y en la reflexión sobre los derechos humanos. Punto este central en la búsqueda de criterios universalmente compartidos.

Otro frente en el que hay que profundizar la reflexión, dice el Papa, sobre todo es el de las nuevas tecnologías: Nuevas tecnologías que no oscurezcan la alegría de la fraternidad:

~ Debemos de reconocer que la fraternidad sigue siendo la promesa incumplida de la modernidad.

La fuerza de la fraternidad es la nueva y especialísima frontera del cristianismo.

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