La tercera edad o los que ya no son
Quienes trabajamos en la atención y cuidado de las personas adultas mayores nos sentimos molestos cuando en los medios de comunicación aparecen noticias que desprestigian la imagen de este importante grupo etario. No es justa la representación social ni la imagen que con frecuencia se divulga. Somos inconscientes del potencial que estos hombres y mujeres tienen, desaprovechado por no saber reorientar con medidas eficientes la etapa de la jubilación.
El término "tercera edad" hace ya unas décadas que se instauró en nuestra cultura. Como dice Julio Seoane al referirse a él en el artículo titulado "Creencias y valores de la tercera edad", publicado en "Antropología y vejez": "Es un suavizante semántico que hace referencia a los viejos"; y continúa el mismo autor: "Sin embargo, aceptando su origen y su función, puede que no sea tan desacertado. La Primera Edad es la de aquellos que todavía no son, los que pueden llegar a ser cualquier cosa pero todavía no son nada; la "Segunda Edad" pertenece a los que son esto o aquello, pero en cualquier caso son y están; la "Tercera Edad" es la de los que fueron esto y aquello, pero ahora ya no lo son.
"Ser o no ser, esa es la cuestión", el soliloquio más famoso de Hamlet en la obra trágica de William Shakespeare: "Hamlet, el Príncipe de Dinamarca". Ser o no ser, vida o muerte, es el dilema. "Ser es vivir" aceptando los caminos del destino y "no ser es la muerte", aún no bien recibida en nuestra cultura cuando llega de modo natural, como culminación del proceso de vivir.
La vejez es una de las etapas del ciclo vital, la última, y la única que no tiene continuidad en otra. Pero toda ella forma parte del "curso de la vida". Un río tras nacer en la cordillera tiene un primer tramo de pendientes pronunciadas y aguas turbulentas, luego cuando alcanza la zona media todo se va sosegando, hasta llegar al tramo final, caudaloso y tranquilo. Todo es río, desde el origen hasta la terminación, cuando mezcla sus aguas con las del mar.
Dice Hamlet que cuando sueñas es inevitable pensar en la vida. El infante, "la Primera Edad", tiene su cerebro exiguo en recuerdos y pródigo en sueños, pero su escaso y turbulento caudal es incapaz de hacerlos efectivos; el viejo, en cambio, camina con paso seguro y lento, encorvado, quizá por el peso de las alforjas repletas de recuerdos y sabiduría, como el río en su tramo último, pero también en ocasiones es capaz de levantar la cabeza y soñar, soñar... y seguir haciendo efectivos los sueños, hasta su desembocadura en la muerte.
Una generación maravillosa está arribando al puerto de la tercera edad, personas que cambiaron España durante los últimos cincuenta años, cuando en este país los medios de transporte eran las cabalgaduras y los carros tirados por bestias. Nuestra sociedad hizo grandes progresos en poco tiempo y parece que la tendencia es a seguir así. El éxito del mundo actual se debe tanto a los jóvenes como a los mayores y de esa colaboración mutua, de esa simbiosis, llegará nuestra gloria. Pero ese gran capital humano (buen nivel de formación y amplia experiencia profesional) se está dilapidando. No nos podemos permitir este lujo, máxime cuando los estudios demográficos advierten del considerable incremento esperado en el porcentaje de personas mayores de 65 años para los próximos lustros.
Aquellos de quienes Seoane dice que "ya no son", nosotros debemos afirmar que "aún siguen siendo", y no quedarnos solo en palabras.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo