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La lucha arribista de algunas lideresas feministas

5 de Marzo del 2019 - José Viñas García (Oviedo)

Solo un trabajo y un salario digno liberarán a la mujer de sus prejuicios constantes tratando siempre de compararse con los hombres.

Mientras las lideresas feministas piden romper techos de cristal, la mayoría de las mujeres están tratando de salir del fango. Los techos de cristal se rompen con trabajo, dedicación, responsabilidad, encanto profesional y personal insuflado por la preparación y la seriedad: seas hombre o mujer.

Tratar de enchufar mujeres en alta dirección, encabezando listas electorales o direcciones de empresa para gráficamente conformar a las feministas actuales con la participación estelar de los políticos de todos los partidos que solo están buscando el voto de la mujer, es de una irresponsabilidad supina y negligente para los intereses de un país, cualquier ayuntamiento, comunidad, empresa, etc. Pretender llegar a lo más alto a base de cueles, cuotas o cremalleras no deja de ser un arribismo egoísta e ideológico en un "intento y deseo de llegar a la cumbre del poder, de la fama o de la riqueza, sin valorar si los medios utilizados para ello son éticos o no: el arribismo entre políticos y colectivos feministas es muy frecuente. Todo es utilización política de la mujer, estamos en campaña, este 8 de marzo será desbordante, todos querrán salir en la foto.

La democracia nos da la posibilidad de elegir siglas y no personas, lo cual es caldo de cultivo para que todo arribista (mujer u hombre) para tratar de colocarse y colarse en la lista entre los primeros. Colocar entre los primeros mujeres por el mero hecho de serlo, es simplemente cobardía e irresponsabilidad. No tendría que asustarnos confeccionar y ver listas, órganos de gobierno y de dirección donde todos fueran mujeres o todos hombres, mucho menos confrontar porcentajes entre unos y los otros. Hasta que no aceptemos que nuestro encanto profesional es inferior a otro, jamás lograremos estar conformes con nosotros mismos.

El verdadero problema de la mujer está abajo, ayudar a salir del fango a las que no pueden por ellas mismas: ancianas solas y con pensiones ridículas. Amas de casa que nadie se acuerda de ellas, cuando fueron y son el apoyo imprescindible para que otros y otras logren esas metas superiores. Grandes empresas públicas y privadas que colocan mujeres en el sector servicios abusando claramente de ellas, ya sea en hoteles, cajeras, limpieza, cuidadoras de ancianos en residencias tercermundistas, etc. ¿Quién cuida de nuestros ancianos en casa? mujeres, la mayoría inmigrantes con internado de 24 horas con sueldos de prisión para alguien. Ese alguien son las administraciones que cierran los ojos y las ayudas, una viuda o matrimonio mayor con 300 o 1.000 euros no puede pagar un salario digno a quienes les cuiden, por ello deberían tener apoyo económico desde las administraciones o crear residencias de ancianos adecuadas y decentes. En este último tema, es preocupante con el desempleo que hay en España, que no se dispongan a hacer este tipo de residencias con la creación de miles de puestos de trabajo. Que decir de las empleadas del hogar explotadas por otras mujeres, algunas lideresas feministas desde la atalaya, micrófono en mano y la pantalla de la televisión, usan ese domino divulgativo con una demagogia sin precedentes. Donde presentadoras millonarias piden igualdad de salarios que convence a muchas mujeres ¿pregúntele a Ana Rosa Quintana si ganan igual que ella las colaboradoras y periodistas de su programa? No se puede ser más hipócrita.

La igual no existe y existirá jamás entre hombres y mujeres, mujeres con otras mujeres, ni entre hombres y hombres. Somos diferente física y mentalmente entre todos, por suerte, ya que, parecernos todos, igualarnos todos en mediocridad, sería retroceder en vez de avanzar.

Pretender llegar a donde llegan los mejores, no se puede conseguir a base de lloros y cuotas, solo será posible: preparándose y esforzándose para superarlos.

Podemos seguir convirtiendo este tema en machismo y feminismo como pretenden muchos y muchas ¿la competitividad no existe? Cuando uno de los competidores busca atajos, beneficios y ayudas externas, está demostrando que es inferior. Por todo ello, mujeres no se dejen engañar, ustedes pueden por sí mismas, solo lloran de impotencia las arribistas.

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