Fin de ciclo
A grandes rasgos, hablando en un ámbito popular, se puede decir que el comportamiento humano está basado en dos factores: lo que nos dicta la mente y lo que nos dicta el corazón. Generalmente se atribuye a la primera los actos que debiéramos hacer y a la segunda los actos que quisiéramos hacer. Hablando con un criterio más técnico, en mi opinión, el comportamiento humano estaría basado en la biología del individuo, el contexto cultural y un tercer campo, el personal, fruto de la libertad para elegir. En este caso nos quedaremos con los primeros factores. En la actualidad el factor corazón (es decir, los sentimientos) está totalmente sobredimensionado. Si bien en primera instancia parece muy bonito actuar en base a nuestros sentimientos, buscando que la moralidad guíe nuestros actos, cuando llega la realidad esta manera de ser se ve ciertamente indeseable, pues como decía Aristóteles, "en el término medio está la virtud" (la posteriormente "Aurea mediocritas", de Horacio) y, en efecto, un exceso de sentimientos es perjudicial. Los sentimientos, si no se controlan, nublan el juicio (véase confundir "dejarse llevar" con "tropezar con la misma piedra"). Cuando llega la realidad vas a tener que tomar decisiones que no te van a gustar sabiendo qué es lo que debes hacer, vas a tener que enfrentarte a certezas que van a desmontar cosas que creías demostradas al 100%, etcétera. Y, sin un adecuado control sobre sí mismo, no serás capaz de avanzar, entrarás en un bucle que te impedirá desarrollarte como persona y por ello más difícil será el que alcances un estado satisfactorio. Darwinismo evolucionado al momento actual, si no te adaptas mueres, si no te adaptas fracasas. Esto es aplicado en todos los ámbitos de la vida.
Finalmente, tras esta breve introducción, me gustaría ceñirme a la situación de Oviedo. Como es sabido, tenemos elecciones locales en apenas dos meses, y todo disciplinado demócrata, consciente de que la democracia no consiste en ir a echar una papeleta cada cuatro años, hará el esfuerzo de sentarse y analizar la situación actual de la ciudad para tomar la decisión oportuna al respecto a la hora de ir a votar. Hace casi 4 años se formó un tripartito en Oviedo con el objetivo de echar al PP a toda costa, bajo la doctrina de que cualquier tipo de gobierno sería mejor que uno del PP. Tres partidos sin apenas pensamientos en común se unieron para echar al Partido Popular no en base a sus propuestas, no en base a su programa electoral, sino en base a ellos. A lo que representan. ¿Ad hominem político? Fue una decisión puramente basada en sentimientos, y como expliqué anteriormente, con gran probabilidad una decisión de estas características acaba siendo desafortunada. No todo en esta vida vale, el fin no justifica los medios, y de nada vale ponerse de acuerdo para echar al PP si luego no eres capaz de llegar a acuerdos para gestionar la ciudad correctamente. Llega la hora de saldar cuentas, de aceptar la realidad y sus consecuencias. Llega la hora de tragar sentimientos. Fin de ciclo.
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