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Mas sobre comer el dinero

15 de Marzo del 2019 - Fernando Martínez Álvarez (grado)

Dices "un mundo sin dinero" y tres te están escuchando: uno te mirará torvo y con desconfianza; otro se aterrorizará ante un futuro tan extraño, y el tercero pasará llanamente al insulto chillándote aguafiestas-terrorista, mierda-anarquista o cualquier otro apelativo en "-ista" que suene fuerte y ofensivo.

A algunas personas les resulta difícil tratar de hacerse a los cambios, aunque éstos solo sean hipotéticos, imaginarios. El hecho de pensar en tu sólido mundo evaporado, esfumado, y tratar de adaptarte a uno nuevo, (aunque solo sea la idea), remueve los cimientos de las creencias mas arraigadas.

Sin embargo un mundo sin dinero es posible. Y puede parecer algo descabellado, pero ya ha sido ideado por distintos pensadores, escritores, ingenieros...

Platón, hace 2400 años, en su obra "La República" ya pensó una ciudad-estado ideal, dividida en gobernantes, guardianes y productores. Tomas Moro, en 1516 en su obra "Utopía" propone una isla con justicia distributiva y una vida igualitaria con exacto reparto de derechos y obligaciones. Vasco de Quiroga, Francis Bacon y su concepción tecnocrática en "La Nueva Atlántida". Tommaso Campanella en "La Ciudad del Sol" (1604), una utopía con estamentos jerarquizados: el eclesiástico manda, el militar protege y el civil produce. Winstanley, Fénelon, Morelly, Babeuf, Saint-Simon, Rousseau, Fourier, Cabet, Robert Owen, Proudhon, Bakunin, Marx, Engels, Morris, Bellamy, y también anti utopías: George Orwell, Aldous Huxley... es interminable la lista de los pensadores que imaginaron un mundo mejor, (o peor). Y han sido varios los intentos de construir comunidades aparte de la sociedad establecida, sin embargo todos ellos fueron tentativas inútiles, que desembocaron en estrepitosos fracasos.

Fundar, establecer un nuevo paradigma es algo muy complicado de realizar. Y significará una obligada evolución en desarrollo paralelo al que ya está establecido. Una exigencia de consagración al nuevo e incipiente modelo de sociedad a lo largo de tiempo, hasta una futura ruptura total con el viejo sistema.

El comienzo de todo debe forzosamente implicar una disposición personal de cada uno de los individuos para el altruismo, el respeto por lo común y la protección de los bienes naturales para un uso racional. Estas bases de pensamiento no tienen nada que ver con una antigua mentalidad de ideas preconcebidas, prejuicios, o educación-modelo "El juguete es del nene", que tan hondamente interiorizamos desde nuestra primera infancia, y que se nos graba de forma indeleble: obsesión por la posesión. Debe existir pues un ineludible cambio en las formas de pensamiento, con el fin de abandonar los viejos modelos conceptuales y de conducta.

Todos los procesos de cambio comienzan en el deseo de sus promotores de consecución de un objetivo distinto al que históricamente se ha establecido como válido. Si ese grupo de personas elige un mundo sin dinero, el objetivo forzosamente será abandonar el sistema económico. Teniendo en cuenta que la base del viejo sistema económico, del que se pretende salir, es la generación de energía mediante petróleo y sus derivados, (el gobierno del petrodólar), el primer paso para una nueva sociedad sin dinero es volverse independiente energéticamente, desligándose de aquellas acciones que implican la liberación de carbono a la atmósfera, implantando un forma limpia y sostenible de generación de energía.

En tiempos de Platón, Moro o Bacon, el mundo era menos desarrollado en todos los aspectos. En los de Bakunin, Engels o Bellamy la tecnología era solo mecánica. Pero en el siglo XXI las máquinas, la electrónica y la informática, actuando en conjunto, han abierto posibilidades, hasta ahora impensables, para liberar a las personas de los trabajos esclavizantes. Los puestos de trabajo, por lo tanto, disminuyen, la gente desocupada aumenta, su poder adquisitivo se reduce o desaparece. ¿Quién comprará los cachivaches que se produzcan? Se podrán ver las grandes explanadas, al lado de las fábricas, llenas de coches, que sólo unos pocos podrán adquirir...

El horizonte futuro sin monedas, billetes, valores, acciones, participaciones, bonos o cualquier sistema cambiario implica, además de la independencia energética, el consumo responsable, (que llegará a ser equitativo y de libre disposición), un sistema de producción de ciclo cerrado, con la reutilización y reciclado de la mayoría de los productos y componentes, la eliminación de la obsolescencia programada, un uso ajustado y responsable de los recursos naturales...

Según la fundada opinión de algunas personas, gozamos actualmente de sobrada capacidad tecnológica para asegurar a toda la humanidad una existencia satisfecha en todas sus necesidades. Y merced a esta tecnología puede hacerse hoy real la vieja utopía de alimento, vestido, vivienda, educación, cultura y disfrute de ocio instructivo o recreativo para todos.

"Cuando el hombre haya talado el último árbol, cazado el último ciervo, pescado el último pez, contaminado el último río... se dará cuenta de que el dinero no se puede comer".

(Francisco Alves Mendes)

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