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Contaminación política de la lucha por la igualdad

19 de Marzo del 2019 - Manuel Menéndez (Cangas del Narcea)

Después de lo visto por España y, concretamente, lo que publica el diario LA NUEVA ESPAÑA sobre la manifestación de Gijón, en la que por encima de la causa se destaca la contaminación política de la lucha por la igualdad, me parece más necesario que nunca que las mujeres se empoderen y tomen el mando de sus reivindicaciones y que éstas dejen de estar dirigidas por partidos políticos que intentan excluir a los rivales. No podemos dejar correr un 8-M en el que, con afán de politizar y criticar, en una manifestación por la igualdad, se supone, se pregunta a modo de insulto y como ataque gratuito, incluso por parte de Begoña Gómez. ¿Dónde están las mujeres del PP? Si entregamos la causa del feminismo a quien tiene miedo a dejar el Falcon y tiene un trabajo al que no va para estar de gira con su marido, ésta pierde mucho y deja fuera a mucha gente que no quiere compartir mesa y mantel con quien les insulta.

Las mujeres del PP seguramente estarían o ahí porque la causa es más grande que las que las pervierten o asqueadas por ver cómo se secuestra la causa de todas ellas. Podemos y PSOE han conseguido que el 8 de marzo parezca de todos, pero en verdad sólo sea para unas pocas elegidas que han visto la luz. Han conseguido que, una reivindicación feminista, y por lo tanto por la igualdad, se convierta en un evento electoral y excluyente desde el que se insulta a mujeres que piensan distinto y con el que manipular a las jóvenes, porque a las mayores ya no les engañas tan fácilmente, y saben bien de qué pie cojea cada uno.

Feminismo es igualdad entre hombres y mujeres que pueden pensar distinto. Feminismo no es ser de izquierdas ni de derechas, homosexual o heterosexual, alto o bajo. Es que, seas como seas, pienses como pienses y ames a quien ames, no eres mejor ni peor. Esto tan básico es lo que no entienden ni en Podemos ni en el PSOE.

Feminismo es que no tengas más límites que los que tú te impongas. Consiste en luchar contra el techo de cristal, violencia de género y la discriminación laboral, es tener claro que da igual lo que tengas entre las piernas, si quieres ser ingeniero o profesor de Historia del Arte, es indiferente si eres la mejor capacitada para ser la directiva o no. Feminismo es luchar por que el sexo sólo importe en la cama.

Pero por desgracia no. Para estos grupos, y las infiltradas entre las que sólo buscan igualdad, si eres mujer tienes que ser de izquierdas, abortista, estar a favor de la eutanasia, la inmigración, en contra de la reforma laboral y a favor de Sánchez. Por lo visto, ya no vale con nacer con ese sexo (o sentirte con él, aunque no lo tengas) sino que es la papeleta que sujetes el 28-A.

Si no cumples los requisitos que Podemos y PSOE han establecido no mereces tal nombre y, por lo tanto, disfrutar de las ventajas de la causa. Si eres mujer de derechas (o de Ciudadanos que sólo son de derechas martes y jueves), y ya no te digo de extrema derecha, mereces que te llamen puta como a Arrimadas o que te zurren a ti y a tus parejas en Alsasua. Si eres diputada del PP mereces que Rufián te guiñe un ojo sin que esas brigadas por la igualdad a ratos salten como hienas al cuello del diputado en cuestión. Con las mujeres de derechas, la gente de izquierdas puede tener fantasías con azotarlas hasta que sangren, pero eh, a la mujer de izquierdas, la única auténtica, ni mirarla o eres un machirulo.

Y no es nuevo. Seguro que las socialistas que hoy comparten el discurso de Clara Campoamor igual desconocen la historia de cómo tuvo que enfrentarse con mujeres como Margarita Nelken, Victoria Kent u hombres como Indalecio Prieto, que no querían dar a las mujeres derecho al voto porque seguramente votaría el cura por ellas y eran poco menos que analfabetas (esto último literal). Es decir, si eres mujer y no votas al PSOE, es mejor que no tengas derechos porque los vas a usar mal.

Este pensamiento de 1931 es el mismo de 2019, demostrando el poco avance de algunas y algunos. Es cierto que 81 socialistas votaron a favor del sufragio, de los 161 que lo aprobaron pero, no lo es menos, que tenían 115 en el Congreso y que por lo tanto hubo 34 que no. Y algunos tienen estatuas en su honor por la geografía

Poco hemos avanzado, y en síntesis el tema sigue igual. La izquierda que sólo trabaja por las mujeres si ve un beneficio en ello, repartiendo carnés de igualdad, insultando y excluyendo a quien no piensa como ellos.

El otro día leí una frase que explica a la perfección lo que debería ser la lucha por la igualdad: “El feminismo es la habilidad de elegir lo que quieres hacer”; su autora, Nancy Reagan. De las izquierdas de toda la vida.

Manuel Menéndez es concejal del PP en Cangas del Narcea

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